El oráculo en la sombra

Mercedes Mora REDACCIÓN / LA VOZ

MERCADOS

Charles T Munder, la mano derecha de Warren Buffett, ha sido clave en los éxitos financieros de este último

23 feb 2020 . Actualizado a las 05:05 h.

Tiene la friolera de 96 años. Y una claridad mental pasmosa. Nació en Omaha (Nebraska, Estados Unidos) en 1924. Y es la mano derecha de Warren Buffett -su socio durante más de 70 años- y vicepresidente de Berkshire Hathaway, la firma del mejor inversor de todos los tiempos a decir de muchos. Se llama Charles T. Munger -Charlie es como le gusta que le llamen- y su olfato ha sido vital en la carrera de Buffett, según este mismo ha reconocido en innumerables ocasiones. Pero, al contrario que el de su jefe y amigo, su nombre no es conocido por el gran público.

Y eso que al menos un par de días al año los focos se posan insistentemente en su persona. Cuando más, el día que Berkshire Hathaway celebra su junta de accionistas. Ese día, sentado junto a Buffett, acapara todas las miradas. Y los oídos. Ninguno de los más de 40.000 inversores que se desplazan cada año hasta Omaha para la ocasión pierde detalle de lo que dicen. Uno y otro. Ninguno de los dos tiene pelos en la lengua. Ni reparos a la hora de hablar de cualquier tema, incluida la política.

Lo propio ocurre en la junta de accionistas del Daily Journal Corporation, la firma que Munger utiliza como holding, a la manera de Buffett con Hathaway. A esa cita acudieron hace unos días en Los Ángeles varios cientos de inversores, deseosos de escuchar a la mano derecha del Oráculo de Omaha. Para algunos, incluso, el verdadero Oráculo de Omaha.

Le da a todo. Nada se le resiste. Ha estudiado Derecho, Arquitectura, Meteorología, Física... Y dicen que es experto en casi todos esos campos. Pero eso sí, nunca estudió Finanzas. Pero no es que se le den mal precisamente.

La primera inversión de Berkshire Hathaway en la que metió mano Munger fue See’s Candies. Hasta la fecha, la que mejores frutos le ha reportado al magnate. Compró la compañía, especializada en la fabricación y distribución de dulces, sobre todo bombones, en 1972 por 25 millones de dólares. Se dejó llevar Buffett por los consejos de Munger, desoyendo -algo inaudito en él hasta ese momento- la opinión de Ben Graham, su maestro, que creía que la compañía resultaba cara. Desde entonces, la compañía ha generado más de 1.650 millones en beneficios, con una rentabilidad anual del 32 %. Todo un acierto.

Famoso es el fiel escudero de Buffett, además de por su olfato inversor, por sus frases. Poco habituales, por lo claras, en un mundo políticamente correcto como el nuestro. Ahí va un ejemplo, puede que el mejor: «Los partidos políticos están llenos de idiotas».

También dice Munger que nunca ha conocido «a una persona sabia que no leyera todo el tiempo. Ninguna. Cero». Que «ser racional es un imperativo moral. Es deshonroso ser más estúpido de lo que tienes que ser». Y que «no hay nada mejor para destrozar el pensamiento racional que una gran cantidad de dinero ganada fácilmente», palabra de Oráculo. Amén.