Galicia, entre los territorios con opciones de recuperarse antes

D. Casas REDACCIÓN - LA VOZ

MERCADOS

Rodrigo Jiménez

La confianza empresarial cae a mínimos de hace siete años y solo la industria reduce la carga de desánimo generalizada en la mayoría de sectores. La estructura de las empresas gallegas favorecerá su salida de la crisis

26 abr 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Desplome de la actividad productiva, caída en picado de los pedidos, cese generalizado en la mayoría de los sectores. El escenario que dibuja la actual crisis sanitaria no puede resultar más desolador, tanto como la última recesión del 2008, pero con un enemigo más pernicioso que entonces: la incertidumbre, que no hace más que socavar la confianza de las empresas. Se han dado cuenta de lo que supone paralizar sus cadenas de producción, pero en ningún caso estaban preparadas para hacer frente al abismo que significa desconocer cuándo y en qué condiciones volverán a reanudar su actividad.

Esa visión tan pesimista de un futuro a corto y medio plazo tan desfigurado la trasladaron los empresarios españoles pocos días después de que se decretase el estado de alarma debido a la pandemia. El Índice de Confianza Empresarial (ICE) correspondiente al segundo trimestre del 2020, hecho público por el INE hace unos días, no deja lugar a dudas. Con un descenso de casi el 27 % respecto al primer trimestre, supone su valor más bajo desde el comienzo de la serie, en el 2013. El informe, elaborado a partir de 8.000 encuestados, refleja «unos datos que no por esperados resultan menos doloroso», señala Ignacio Santamartina, profesor del EAE Business School. El 75 % de los encuestados son pesimistas sobre la marcha de su negocio a corto y medio plazo, especialmente aquellos titulares de empresas con menos de diez trabajadores y con especial impacto para los sectores turístico, del transporte y la construcción.

Una percepción que retrata por igual al contexto europeo. Sin ir más lejos, ese sentimiento de alarma se expresa de la misma manera entre el empresariado de la primera potencia europea. Según el Instituto de Investigación Económica alemán (Ifo), la confianza empresarial ha caído en picado en marzo hasta valores no vistos desde el 2009. Las expectativas de las empresas germanas se han deteriorado hasta tal punto que el índice descendió hasta los 87,7 puntos desde los 96 de febrero.

Bien es cierto que estas estadísticas ya venían anunciando cierta preocupación en el ámbito empresarial sobre las perspectivas de futuro. La combinación del brexit, la guerra comercial entre China y Estados Unidos y las elecciones en noviembre en la primera potencia económica mundial presagiaban años complicados. «Todas estas coyunturas mundiales contribuían a que no hubiese una buena previsión a medio y largo plazo, aunque tampoco era excesivamente mala. Se iban gestionando todos estos temas, pero en ningún caso se preveía una crisis de estas dimensiones como la que nos afectó en el 2008», reconoce el también profesor de EAE Business School Víctor Ruiz.

De vuelta a las cifras españolas, la realidad que refleja la visión de los titulares de los negocios traza un camino muy incierto. Los sectores más expuestos a las consecuencias de la pandemia sin duda están muy vinculados a los servicios, especialmente al turismo. El indicador sobre la confianza empresarial, proporciona, sin embargo, un dato ligeramente menos amargo. El vinculado a la industria. De los segmentos consultados, la industria y el comercio son las dos áreas productivas en las que se reduce la carga de desánimo. Aún siendo elevadas las inciertas perspectivas de futuro, en ambos casos, la opinión es menos contundente que en la construcción o el transporte.

El desglose de resultados de la última consulta realizada por el INE por comunidades autónomas arroja, asimismo, posiciones bien distintas. Las expectativas más positivas para salir de este gran bache económico y social no se hallan en territorios con mayor aportación al PIB. «Cataluña, Islas Baleares y Canarias son las comunidades en las que el balance negativo es más profundo, mientras que Galicia, Murcia y Castilla y León las que tienen una mejor perspectiva», señala Ignacio Santamartina.

Su colega Víctor Ruiz proporciona argumentos. «Galicia tienen una buena estructura empresarial, está bien organizada, las empresas del tipo de Inditex tienen un peso importante en la producción de la comunidad autónoma. Además, cuenta con un sector productivo a nivel alimentación que también es importante y dentro de que todas las comunidades prevén un futuro bastante negro, Galicia en particular va a ser de las mejor paradas o de las que van a tener menos dificultades en los próximos trimestres. Si a final de año se recupera, Galicia tiene más posibilidades que otros territorios». 

Distintos tiempos

Un plazo para la recuperación que no todos los analistas comparten. Sobre todo porque la plena reanudación de la actividad depende del control sanitario contra el covid-19. Algunas opiniones coinciden en que la mayoría de las economías tardarán entre dos y tres años en regresar a los niveles de producción que tenían antes de la pandemia.

Sea como fuere, el Indicador de Confianza Empresarial viene a demostrar lo que el mundo financiero esperaba: un sector empresarial con graves problemas, que necesita ayudas y reformas para poder continuar como antes de la crisis sanitaria.

Rafael Ruiz: «Habría que eliminar el pago de impuestos a las pymes» 

El profesor del EAE Business School, Víctor Ruiz, tiene claras las razones del elevado pesimismo empresarial: la incertidumbre. El desconocimiento «sobre cuánto tiempo vamos a estar en este estado, cuánto vamos a estar confinados y cuándo y cómo se va a poder hacer la desescalada para poder recuperar una situación normal o previa al estado de alarma» es lo que más dudas genera.

-¿A qué atribuye, dentro del pesimismo, que la industria se haya mostrado menos preocupada?

- A que la parada técnica solo ha durado quince días y la gran mayoría de las empresas asociadas a la industria pueden seguir trabajando con medidas de seguridad. No se ha parado por completo.

-España es un país con un tejido productivo muy segmentado y con un posicionamiento de pymes muy elevado. ¿Le va a costar más arrancar por esta tipología empresarial?

-A sectores como el turismo o el transporte, les costará más. A la industria le costará menos. Las grandes compañías serán las mejor paradas, tendrán más facilidad para volver a una cierta normalidad o recuperar el ritmo anterior. Sin embargo, las pequeñas empresas son las que posiblemente sufran más por la menor disponibilidad de recursos, la menor flexibilización económica y financiera que tienen y sin duda vamos a pasar unos meses difíciles, sobre todo por el tema financiación y resistencia de las empresas.

-¿Qué reformas cree más efectivas?

-Deben implantarse ayudas reales. Retrasar pagos de impuestos tanto para autónomos como a pymes no es suficiente. Habría que reducir o eliminar esos pagos. Porque no se va a solucionar mucho si en unos meses no se factura y se extienden los pagos en más meses. El Gobierno central y los autonómicos tienen que ayudar a los empresarios con disminución o exención de impuestos y luego con ayudas para acelerar la economía.