La parálisis de la automoción y la hibernación del textil por el covid-19 auguran retrocesos. Diversificar mercados y reforzar el nacional son una alternativa a la dependencia europea
03 may 2020 . Actualizado a las 16:27 h.Si hay un mercado que habla de cómo está el mundo ese es el comercio internacional. La exportación fue la tabla de salvación de las empresas gallegas en los peores años de la crisis del 2008. Hoy somos una comunidad exportadora, la sexta del país y la cuarta con mayor superávit en la balanza comercial, pero el coronavirus pinta un escenario con pérdidas que pueden difuminar más de una cuarta parte de las ventas de este primer cuatrimestre, que hasta febrero anotó con un ligero repunte respecto al 2019.
Para comprenderlo, hay que citar el doble talón de Aquiles del sector. Los países europeos son el 77 % de un mercado que en el 2019 alcanzó los 22.197 millones de euros. Francia, Portugal, Italia, el Reino Unido y Alemania concentran el 50 % de la demanda. Pero la dependencia va más allá. De 7.132 las empresas internacionalizadas, cinco se llevan el 43,5 % del pastel, con PSA e Inditex a la cabeza. Con la planta de Balaídos parada desde el 18 de marzo, y con ella la industria auxiliar, y teniendo en cuenta que automóvil y bienes de equipo son el 16,3 % y el 15 % de las exportaciones, el impacto es imaginable. Algo parecido sucede en el textil (el 30 % de las ventas fuera), con las tiendas cerradas.
«Los datos de marzo y abril van a ser muy malos. Ya lo notamos en febrero, con la pandemia afectando a Italia. Dejó de comprar pescado. Sin embargo, las ventas de leche a China se dispararon más de un 600 %. También subieron las de porcino. Es lógico, son productos de primera necesidad», detalla Sergio Prieto López, director Territorial de Comercio del ICEX en Galicia.
En el 2020 y 2021 nuestros principales clientes van a estar en recesión, según el Fondo Monetario Internacional (FMI). La cosa va para largo. «No hemos sabido diversificar», dice José Francisco Armesto Pina, del Foro Económico de Galicia. «Siendo muy exigente, el comunitario es un mercado asequible. El esfuerzo es más de corte comercial que técnico y administrativo. Se evitan aduanas y las normas son comunes», justifica Pablo Cabanelas, director del Máster de Comercio Internacional de la Universidade de Vigo. Sobre todo, si tenemos en cuenta el tejido del sistema productivo, dominado por las pymes. «Vendemos más a Polonia que a Marruecos», ilustra Sergio Prieto, del ICEX.
Dentro de casa
Con un panorama tan frío fuera, ¿por qué no mirar adentro? A diferencia de Galicia, Madrid y Cataluña son deficitarias en las ventas al extranjero. Su fuerte está en el mercado nacional, donde Galicia importa más de que lo vende. «El agroalimentario es un sector estratégico. También el biotecnológico, las TIC o la logística. Afortunadamente, Galicia no solo es Citroën e Inditex. Hay que aprovechar el know-how, las fortalezas, y saber vender. Algo en lo que aún hay que hacer mucha pedagogía», destaca el economista Francisco Armesto.
En el 2017, Galicia vendió bienes por un total de 36.157 millones de euros a otras autonomías, el 7,7 % del total. Muy lejos del 19,8 % de Cataluña, según los últimos datos del Centro de Predicción Económica, Ceprede. «A corto plazo, la alimentación es una oportunidad. Lo vemos en el arranque del 2020, crecieron las exportaciones de carnes, pesca, lácteos, aceite o cereales», enumera Sergio Prieto, del ICEX. «Tenemos que revalorizar nuestras materias primas. Aplicar la lógica de la economía circular», defiende Pablo Cabanelas.
Pero, de nuevo, no hay que apostar todo a un caballo ganador. «Los estímulos hacía el consumo interno son claves, pero si hablamos de productos gourmet o para la restauración, con la caída del turismo internacional en España, tampoco van a tener salida», avisa la profesora del área de Economía Cuantitativa de la USC María Teresa Cancelo.
«Elegir entre vender fuera o dentro es una visión miope», advierte Armesto. «Países como Alemania se van a recuperar antes que nosotros», insiste Cancelo. «Hay que garantizar la cadena de producción, un problema que tuvo ahora la automoción, con piezas que venían de la India. Con la digitalización y la automatización va a haber procesos que se van a volver a hacer más cerca. La pandemia puede acelerar este movimiento, pero ya estaba en marcha. Hay que aumentar las empresas exportadoras y los mercados. Muchas veces no es cuestión de crecer, sino de juntarse o de ir de la mano de las grandes», remarca Armesto.
«Para salir a terceros países se necesita músculo interno, infraestructura, personal cualificado y financiación para acciones comerciales. Las inyecciones del ICEX (Gobierno central) y del Igape (Xunta) serán fundamentales, también la digitalización. El mercado internacional va a cambiar, hay que aprovechar eso y prepararnos. Salir fuera por convicción, no por necesidad, como se hizo en el 2008. Y elegir dónde posicionarse. Hay sectores consolidados e incipientes con potencial: en la salud, la tecnología o el contract», apuesta Sergio Prieto.
«A veces echamos en falta más coordinación en la acción exterior de las empresas gallegas»
Eduardo Barrachina es el presidente de la Cámara de Comercio de España en Londres
Mila Méndez
Está al frente de una institución con 135 años de historia en Londres. «Ninguna otra tiene el mismo grado de conocimiento del mercado británico», presume Eduardo Barrachina, el presidente de la Cámara de Comercio de España en el Reino Unido. Un punto de apoyo para las pymes que se reforzará tras la salida efectiva del país de la Unión Europea y del que es socio una cámara gallega, la de A Coruña desde 1965.
-Primero el «brexit» y ahora el covid-19. ¿La tormenta perfecta?
-El covid-19 es una situación extraordinaria. Todas las relaciones comerciales bilaterales entre Galicia y el Reino Unido se ven afectadas. No obstante, los productos agroalimentarios españoles siguen llegando. España es el sexto exportador del país. El consumo ahora es por Internet, salvo bienes de primera necesidad. El brexit va a afectar de modo muy desigual a las empresas, si tienen equipos permanentes en el Reino Unido o según los productos que exporten, si estarán sujetos a aranceles (componentes para automóviles y ciertos productos lácteos y de origen animal). Los más afectados serán los bienes perecederos si hay retrasos en puestos fronterizos. Habrá aduanas y eso implica cumplir con nuevos requisitos administrativos. Si no hay acuerdo, el transporte terrestre puede verse muy afectado al principio. Por su situación geográfica, en Galicia pueden beneficiarse del transporte naval y evitar problemas operativos en carretera.
-¿En qué debe centrarse Galicia?
-A Coruña sobresale por su ingente industria textil. Pontevedra y Ourense se conocen cada vez más por sus vinos y la carne de Lugo es muy estimada. Eso sí, nunca será tan fácil exportar como hasta ahora. El brexit cambia para siempre nuestra relación. Pero, las empresas gallegas deben continuar viendo el mercado británico como maduro y rentable. Preocuparse de exportar productos de calidad y forjar relaciones estables. Tienen, además, que encauzar su acción exterior de un modo ordenado por medio de sus cámaras territoriales, su Gobierno autonómico y nosotros. A veces, echamos de menos más coordinación.