Las noticias del mundo se lo están poniendo difícil a los pocos optimistas que quedan. La democracia, ese sistema por el que un país acuerda resolver las discrepancias mediante diálogo y votos, y que se manifiesta en el relevo obligatorio de los líderes, pierde terreno ante los regímenes autoritarios, los liderazgos vitalicios y la laminación de discrepancias a base de sangre y cárcel. En paralelo, gana terreno el pensamiento mítico, la creencia en soluciones fáciles, el populismo.
El multilateralismo está pasado de moda y así resulta imposible acordar soluciones a problemas globales como el cambio climático. La sequía de estos últimos meses en todo el hemisferio norte debería hacernos recapacitar sobre los inconvenientes de la beligerancia en auge, de esta necesidad de hacerse con enemigos y de justificar la guerra. Como la que ha desatado Putin en Ucrania, que sufren principalmente los ciudadanos del país invadido, pero también nosotros en forma de inflación disparada. Entre los precios inasumibles y la falta de agua, los agricultores españoles se ven abocados a la ruina. Ya hay expertos que proponen un cambio de cultivos en favor de producciones propias de zonas áridas.
Y por añadidura a todas estas desgracias, parece que Donald Trump puede volver a ser candidato republicano en las elecciones del 2024. ¿Tiene Trump la culpa de la sequía? Directamente, no, pero su lema Make America Great Again supuso un debilitamiento de los organismos que podrían implementar medidas globales contra el cambio climático. ¿Y de la inflación? Putin, a quien Trump consideró repetidamente «un amigo», intervino en las elecciones del 2016 que ganó el multimillonario. El debilitamiento de las instituciones occidentales que propició el aislacionismo de Trump animó al líder ruso a invadir Ucrania. Ahora mismo, los republicanos no parecen tener un líder alternativo: da la impresión de que prefieren tragarse todos los sapos que cría el expresidente si con eso recuperan el poder. Si la rueda de la fortuna sigue por el mismo camino, nos esperan más conflictos, más sequías y más Trumps.