Sangre nueva para recuperar el pulso

MERCADOS

Abraldes

15 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Año nuevo, vida nueva. El propósito, repetido hasta la saciedad estos días, le viene que ni pintado a uno de los patitos feos del Ibex de los últimos tiempos. Y es que, después de la tormenta, ha llegado la calma a Grifols. El grupo de hemoderivados está brillando con luz propia en el parqué en estos primeros compases del ejercicio. Tanto, que sus acciones se han revalorizado un 15 % en las dos primeras semanas del año. Nada que ver con el otoño pasado, cuando sus títulos se pagaban al precio más bajo del último decenio.

Mucho ha tenido que ver en ese cambio de rumbo el relevo en la cúpula de la compañía: el nombramiento de Steven Francis Mayer (Los Ángeles, 1960) como presidente ejecutivo, en sustitución de Víctor Grifols Roura, al frente de la firma durante los últimos 20 años. Eso, y el aumento de las ventas en casi un 20 % durante el tercer trimestre del año pasado, claro.

Primer ejecutivo de la firma desde el pasado septiembre y primera persona ajena a la familia Grifols que toma las riendas del laboratorio fundado en 1940, conoce bien Mayer la compañía, en la que aterrizó como consejero recién estrenado el 2011 y en la que ahora compartirá primera línea de fuego con Víctor Grifols hijo y su hermano Raimon, ambos co-consejeros delegados desde el 2017.

Graduado en Letras, cum laude, por la Universidad de Princeton (Nueva Jersey) y en Derecho, magna cum laude, en la Harvard Law School (Cambridge, Massachusetts), tiene, no obstante el estadounidense un eminente perfil financiero. Y eso porque ha ocupado asientos en los consejos de administración de más de una treintena de compañías, cotizadas y no cotizadas. Y sobre todo, por su carrera en Cerberus, uno de los mayores fondos de inversión del mundo, donde, entre otras cosas, presidió el comité de inversiones. Palabras mayores. 

Sus muchas horas de vuelo en los mercados de capitales le vienen de perlas a Grifols, lastrada por el peso de su abultada deuda: casi 9.000 millones de euros.

Por no hablar de su experiencia en la industria farmacéutica, que también la tiene. Fue él quien comandó el equipo que compró y gestionó Talecris tras su escisión de Bayer. Fue, después, cuando Grifols compró esa empresa, poniendo con ello el primer pie al otro lado del charco, cuando Mayer se incorporó al consejo de la multinacional catalana.

Habrá de combinar ambas para sacar a Grifols del atolladero en el que la sumió la pandemia. Por resumirles: emplea plasma sanguíneo para fabricar medicamentos; y, ni que decir tiene, que las extracciones de sangre colapsaron —como tantas otras cosas— en todo el mundo durante la crisis sanitaria. Todo un golpe al corazón del negocio de la catalana.

Además de por los negocios, la economía y la política, siente pasión el estadounidense por los deportes. Especialmente por el béisbol y el baloncesto. El primero lo jugó en sus tiempos de universitario; y practicando el segundo ha representado a su país hasta en dos ocasiones en los Juegos Macabeos, una suerte de Olimpiadas que se celebran cada cuatro años en Israel reservadas a deportistas judíos.

También asegura disfrutar lo suyo y más viajando. Más de 60 países dice haber pisado. Seguro que no tarda mucho en engrosar esa más que envidiable lista.

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