Un 20%, este es el peso económico de Alemania en la Unión Europea. ¿Quiere saber cómo le irá a las exportaciones gallegas? Busque el termómetro germano. Que Berlín está constipado, olvídese, no habrá fiesta. Y por lo que parece, al calor de los datos de crecimiento del último trimestre, Alemania va directa a una recesión. Previsiblemente corta, muy corta, pero la caída de dos décimas, en esta última parte del año, hace de todo menos tranquilizarnos.
Lo que tampoco debe dejarnos tranquilos es la falta de crecimiento, en el último trimestre, de la economía gallega. Afortunadamente, en las mesas de San Caetano hay proyectos industriales que, si somos capaces de activarlos, y no me cabe duda de que lo seremos, podremos definir a este año como el de la puerta de un nuevo escenario económico. Ahora bien, una parte sustancial de ellos tienen su vida vinculada a la asignación de los fondos europeos, oxígeno de Bruselas para transformar nuestro tejido económico, pero del cual no sabemos ni cómo razona, ni cómo piensa, ni cuál es su ritmo.
En todo caso, llegue o no el apoyo de Moncloa, lo que no podemos es perder los partidos que jugamos en casa. El forestal, por ejemplo, ha de seguir avanzando y la Consellería de Vivenda ha de dar un paso al frente y promover vivienda pública en madera estructural. Aplaudimos cuando el Sergas la impulsó para los nuevos centros de atención primaria. Gracias a ello, hoy hay arquitectos y técnicos gallegos especializados en madera, pocos, pero los hay. Pero si deseamos avanzar necesitamos más profesionales y más constructoras y estas, para existir, necesitarán que alguien promueva vivienda pública en madera.
En breve, sabremos que el edificio en madera más alto de la península se hará con la marca Pino de Galicia y también conoceremos algo más: no estará en Galicia. Se construirá en Barcelona. Algo que me lleva a tirar de la memoria: recuerdo que en una ocasión alguien del sector forestal me dijo: «Necesitamos a Ence y a Finsa». Yo daba por seguro que me hablaría del volumen de actividad o del empleo, y pregunté, como quien ya sabe la respuesta, le pregunté por qué. «Sin ellas no existiría industria auxiliar y sin esta non existiríamos los demás», contestó. Cualquiera con sentido puede darle una clase a un profesor de Economía, y doy fe de ello. Recuerdo que me preguntó cuáles eran las réplicas de Ence o Finsa en la minería gallega. Y le contesté que no existían. La agenda minera que ha desarrollado la Xunta precisa de una o dos grandes compañías tractoras. Requiere que una mina, como la de cobre de Touro, vuelva a abrirse, y no para que cambie la vida económica de la comarca de Arzúa, que también, sino para que Cobre San Rafael construya — como han hecho Navantia en Ferrol, Stellantis en Vigo o las mencionadas Ence y Finsa, entre otras—, el ecosistema industrial que permita el florecimiento del resto de la industria.
El reto de Galicia no será generar más empleo, será crearlo de calidad. Para ello, tenemos viento de cola, los nuevos paradigmas económicos y tenemos capital. Sí andamos escasos de determinado talento, pero ahí puede jugar un papel relevante la estrategia de Emprego para cubrir por vacantes con los nuestros que están en el exterior. Habrá que luchar por que el presidente Pedro Sánchez no se olvide de que Galicia también tiene derecho a participar de los NextGen, y ahí, todos, hombro con hombro, debemos estar con el presidente Rueda. Pero no olvidemos que en casa no debemos perder ni uno solo de los partidos.