El gigante asiático toma ventaja para hacerse con el control de las mayores reservas del mundo de este mineral, ubicadas en el país andino y que son la llave del futuro industrial
02 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Pekín ha tomado la delantera en el control de las mayores reservas de litio del mundo en un momento clave de la transición energética mundial, muy dependiente de ese material, básico para fabricar las baterías de los vehículos verdes y todo tipo de aparatos electrónicos. Bolivia firmó en enero un convenio con el consorcio chino CBC, formado por CATL — el mayor productor de baterías del mundo— y las compañías Brunp y Cmoc, para construir dos plantas de extracción en los solares de Uyuni y Coipasa, que estarán listas en el 2025.
La capacidad de producción de cada una de las estaciones superará las 25.000 toneladas métricas al año de carbonato de litio de alta pureza, poniendo de una vez a Bolivia en el mapa de los mayores productores del mundo de un material cuyo precio se llegó a multiplicar por seis en los últimos dos años, aunque recientemente ha experimentado una bajada.
«El litio será para Bolivia el nuevo eje económico para el desarrollo y crecimiento económico, que generará más de 42 industrias relacionadas en Bolivia, y tendrá efecto multiplicador en la economía, en otros campos y sectores», señaló recientemente el presidente izquierdista, Luis Arce, a la cadena venezolana Telesur. Bolivia tiene las mayores reservas internacionales de litio, con alrededor de 21 millones de toneladas métricas. El país andino, en cambio, anda rezagado en su extracción, debido a que apostó por desarrollar una industria 100 % nacional, lo que supuso un desarrollo más lento. El pasado año apenas produjo 600 toneladas métricas del preciado material, mientras que Australia superó las 61.000 y su vecino, Chile, las 39.000.
La inversión boliviana, eso sí, comenzará a dar sus frutos este mismo año, cuando entre en funcionamiento una planta nacional que planea extraer 15.000 toneladas métricas anuales de carbonato de litio.
El carácter estricto de las leyes bolivianas, que preservar la titularidad estatal de los recursos mineros, es una barrera para la entrada de empresas foráneas. Las autoridades del país andino se abrieron el año pasado a la llegada de capital extranjero, al ver que estaban perdiendo el tren en un momento clave. Pero aún así, insisten en que la empresa estatal de litio, YLB, controlará el 100 % de la cadena productiva del mineral extraído por el consorcio chino, y que el litio continúa siendo boliviano. Solo la empresa asiática, por ahora, se ha adherido a esos preceptos. El pacto, aún así, es beneficioso para compañías que no buscan beneficios a corto plazo. CBC se asegura el suministro de litio boliviano a largo plazo para sus baterías y estar así en la vanguardia tecnológica, ya que sus plantas serán las primeras que experimenten y ejecuten la técnica de extracción directa, más efectiva y limpia, frente a la convencional, de evaporación.
El pacto por la estratégica materia prima ha levantado polvareda en EE.UU., que se halla muy rezagado en un mercado clave. La general Laura Richardson, jefa del Comando Sur del país norteamericano, alertó al Congreso, hace dos semanas, sobre cómo Pekín «expande su influencia económica, diplomática, tecnológica, informativa y militar en América Latina».
Y se refirió expresamente al «triángulo del litio», formado por Chile, Argentina y Bolivia. «Esta región está llena de recursos y me preocupa la actividad maligna de nuestros adversarios, que se aprovechan de ellos aparentando que están invirtiendo cuando, en realidad, están extrayendo», apuntó en unas declaraciones que fueron muy criticadas por el ex presidente boliviano, Evo Morales. Bolivia asegura que su decisión no fue política y que el sector del litio está abierto a nuevas inversiones, también las estadounidenses.