Contradicciones de un directivo

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Christopher Kempczinski, presidente de Macdonald's, apadrina ahora una ola de despidos en la multinacional después de reconocer hace poco que faltaba personal

09 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

El gigante de la comida rápida, el más reconocido por sus arcos amarillos que perfilan su nombre, vuelve a dar una vuelta de tuerca a su modelo de negocio que, en esencia, no es otro que la venta de hamburguesas. McDonald `s ha atravesado por todo tipo de crisis en lo que va de siglo: caída de ventas, reputacionales, de competencia... Ahora se enfrenta a un nuevo desafío que contradice incluso los planes diseñados hace unos meses desde la presidencia de una de las marcas más conocidas del planeta: la necesidad de contratar y retener trabajadores de su vasta plantilla (unos 150.000 en todo el mundo).

El propio Kempczinski llegó a reconocer que la mayoría de los restaurantes de la cadena en EE. UU. se habían visto obligados a reducir al menos un 10 % su horario habitual respecto a antes de la pandemia precisamente por escasez de personal. Pues bien, el equipo directivo que arropa al presidente envió a la plantilla a casa durante tres días de esta semana para informarle por correo electrónico del plan de despidos que sobrevuela sobre la mayor cadena de comida rápida del mundo.

El mismísimo Christopher Kempczinski (Cincinnati, Ohio, 1968) se ha puesto al frente de la operación. Limpiará con los jabones de Procter & Gamble, del que fue director comercial muchos años antes de incorporarse a McDonald `s, los empleos que estime para reconducir el negocio o anticiparse a destruir aquellos que en un futuro «ya no existirán». Ha sido de las pocas pistas que ha adelantado este corredor de fondo, amante de los maratones, que se ata a diario las zapatillas para recorrer 50 millas (unos 80 kilómetros) a la semana.

Hasta ahora, la trayectoria profesional de Kempczinski (casado y padre de dos hijos) resulta intachable. Titulado por la Universidad de Duke, hizo un paréntesis laboral tras su paso por Procter & Gamble para formarse en la Harvard Business School. Hijo de un cirujano cardiovascular y una profesora de educación infantil, lo suyo eran las empresas grandes. En Boston Consulting Group ejerció como consultor en productos de consumo y farmacéuticos y desde ahí dio el salto a la gran multinacional de PepsiCo, Inc, donde desempeñó las vicepresidencias de márketing y bebidas carbonatadas. Antes de llegar al gigante de las hamburguesas, Chris —como le gusta que le llamen— ocupó la presidencia de la sección internacional de The Kraft Heinz. Higiene, bebidas refrescantes y salsa de tomate. Los ingredientes perfectos para incorporarse a la doctrina de McDonald `s, donde permanece desde el 2015.

Claro que no llegó sirviendo hamburguesas. Desde el principio formó parte de los equipos de estrategia global de la cadena y solo necesitó un año para codearse con las altas esferas de la multinacional hasta que llegó a lo más alto, justo antes de la pandemia. Lo logró a costa de un desliz de su predecesor, y que pagó muy caro con el despido. Steve Easterbrook incumplió la política de la empresa al mantener una relación sentimental con una empleada. Le costó el puesto y a Chris el ascenso. Pero, en ocasiones, la sociedad es víctima de sus contradicciones. Culpabilidad por un escarceo amoroso de un directivo y silencio para otro que, como Kempczinski ,no tuvo reparos en afirmar que los padres habían fallado a dos niños que fallecieron en dos tiroteos en Chicago. Tuvo que pedir disculpas públicamente por su texto ofensivo, calificado incluso de racista.

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