La firma gallega Maiwa ha sorprendido con los paquetes de sus prendas. Simulan ser conservas de las que, una vez abiertas, salen prendas de vestir. Han llamado la atención por su originalidad
04 may 2023 . Actualizado a las 19:23 h.La raspa de sardina es el símbolo definitivo de la marca Maiwa. Se trata de una pequeña firma impulsada por la vilalbesa Marta Vázquez y que funciona online. Gracias a sus bonitos diseños se ha colado en los armarios de cientos de personas. Además de ello, ha sorprendido por el original modo de empaquetar sus prendas. Si el icono usado en su colección de camisetas, sudaderas, gorras y bolsos es la raspa de una sardina, ahora se ha optado por servirlas en una suerte de lata de conservas, redoblando el impacto.
«Se me ocurrió una vez, tras escuchar un comentario de mi ropa —recuerda la emprendedora—. Con el tema de las sardinas alguien dijo que todas juntas parecían sardinas en lata. Eso me quedó ahí y me planteé hacerlo como una lata de sardinas. Pero, bueno, lo fui dejando hasta hace relativamente poco». Hasta ese cambio las camisetas las servía en cajas kraft normales, las comunes de cartón marrón. Pero la idea seguía ahí, revoloteando en la mente de Marta Vázquez. «Le di una vuelta buscando hacer un embalaje mucho más original. Al ser todos los diseños una raspa de sardinas lo de la lata era perfecto. El problema consistía en llevarlo a cabo», rememora. Se puso a ello y diseñó una caja de cartón simulando la lata. Ahí llegó un segundo problema: ¿quién podría fabricarlo?
«Me costó Dios y ayuda, porque yo quería una caja con una anilla tridimensional que, al tirar de ella, hiciera el mismo efecto que una lata de sardinas de verdad», relata. Para ello se puso a llamar a empresas de embalaje de todo el país hasta que encontró en Logroño una. Las fabricaban tal y como ella quería: en color y con esa sensación de realismo. Lograba así un producto pop que hacía mucho más atractivas sus prendas, especialmente para regalar. «Claro, es que además nosotros las servimos para regalos y cuando te llega algo así es otra cosa diferente a cuando llegaba la caja marrón», explica Marta.
Eso se manifiesta en los mensajes que reciben: «Todos los días nos llegan mensajes de gente sorprendida porque le han regalado una camiseta nuestra y vemos que, aun siendo una empresa pequeña, hemos causado impacto», dice. Todo eso pese al incremento de costes que supone ese tipo de paquetería. «Baratas no son, todo hay que decirlo, pero la verdad es que no hay color entre las cajas de antes y estas», apunta.
Afincada en A Coruña, Marta dice que no hay conexión con el San Juan: «Y eso que nací un 23 de junio, pero no pensaba en eso cuando las diseñamos, sino en vincularlo a Galicia en general». Pero su ámbito va mucho más allá: «Vendemos muchísimo en Madrid y allí no hay San Juan como aquí». Entre su clientela se estila el público adulto, «de 35 para arriba», aunque también tienen una línea kids para los más pequeños. Todo ello apelando en gran medida a la producción local y «con un control personal de cada una de las camisetas».