El ramal británico del mítico tren dejará de funcionar debido a las complicaciones que generan los nuevos trámites fronterizos por las nuevas relaciones con la Unión Europea
30 abr 2023 . Actualizado a las 05:00 h.Fue el escenario de uno de los crímenes más famosos de la literatura contemporánea y ahora es la víctima. Es el giro que ha sufrido el icónico Orient Express. Hércules Poirot, el sagaz detective creado por la escritora inglesa Agatha Christie, no tardaría mucho tiempo en señalar al brexit como el responsable de liquidar al ramal británico del emblemático tren. En marzo del 2024 dejará de operar el tramo Londres-Folkestone de la mítica línea férrea que una vez llegó a conectar a París (Francia) con Estambul (Turquía) atravesando varias capitales europeas. Así lo ha comunicado Belmond, la empresa que administra el Venice Simplon-Orient-Express (VSOE), la versión moderna del tren. ¿La razón? Los controles fronterizos que se aplican tras la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE).
«El cierre se ha decidido para minimizar los riesgos de interrupción del viaje y para continuar brindando a nuestros huéspedes el más alto nivel de servicio. Esperamos poder reintroducir en el futuro el tramo Londres-Folkestone», explicaron por escrito desde la compañía. En la Nochevieja del 2020, con la materialización del divorcio entre el Reino Unido y los 27 países de la UE, se puso fin a la libre circulación de personas y mercancías entre las dos orillas del Canal de La Mancha y, por lo tanto, se restablecieron los controles migratorios, que han venido aplicándose no sin problemas. Así, por ejemplo, durante las recientes vacaciones de Semana Santa, en el puerto inglés de Dover, se registraron retenciones de camiones de carga y de turismos, de hasta 14 horas de duración. Desde Belmond no creen que esto vaya a mejorar el año que viene, cuando está previsto que la UE y el Reino Unido pongan en marcha el llamado sistema biométrico de entrada y salida.
La iniciativa permitirá a los viajeros ir a las islas británicas desde el continente y viceversa sin pasaporte, pero proporcionando sus nombres, sus huellas dactilares y datos de reconocimiento facial cuando crucen la frontera. Belmond anunció que reemplazará el llamado Pullman británico por el Eurostar, el tren de alta velocidad que conecta la capital británica con el continente y que atraviesa el Canal de La Mancha.
Sin embargo, la medida no ha sentado bien entre los amantes de los grandes viajes en tren ni entre los ciudadanos de a pie. «Es una gran pérdida», afirmó a The Guardian Mark Smith, fundador de una web especializada en viajes. «Otra pérdida gracias al brexit: son demasiadas para contar», escribió en Twitter Daniel Kelly, sociólogo y caballero del Imperio Británico. Desde 1982, el llamado Pullman británico, un tren art decó de los años 30 renovado, sale de la londinense estación Victoria hasta la costa inglesa y luego de allí los viajeros toman un ferri hasta Calais (Francia), donde abordan el tren principal que los lleva a Viena (Austria). Todo ello por billetes de hasta 10.000 euros. El ramal británico del Orient Express no es el primer operador turístico o del transporte afectado por el brexit. Hace unos meses, los administradores del Eurostar admitieron que, en hora punta, sus trenes estaban saliendo hasta con un tercio de sus asientos sin ocupar, porque los agentes migratorios en las ciudades donde operan (Bruselas, París, Ámsterdam y Londres) no tienen capacidad para revisar la documentación de los 900 pasajeros que pueden viajar en cada convoy.
Los habitantes de la isla de Jersey, ubicada en aguas del Canal, también estuvieron a punto de quedarse sin una línea de ferri que los conecta con Francia debido a la exigencia de pasaporte. Sin embargo, esto se evitó gracias a un acuerdo de última hora que permite a los ciudadanos galos entrar a la isla británica con su documento de identidad si solo van a estar un día allí.