Las patentes y el desarrollo económico

MERCADOS

MABEL RODRÍGUEZ

La innovación es uno de los grandes motores que permiten a un territorio avanzar en la competitividad, el crecimiento y el bienestar social; Galicia muestra un comportamiento irregular y volátil en este apartado; el número de solicitudes de patentes presenta un crecimiento, mientras que los modelos de utilidad y las marcas, en cambio, registran un descenso

04 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

A partir de las aportaciones del Premio Nobel de Economía, Robert Solow, las fuentes del crecimiento económico no son solo el capital y el trabajo. Existen otros factores complementarios que también contribuyen a generar y a condicionar el crecimiento, tales como la innovación, la tecnología, la propiedad industrial, los recursos naturales y la eficiencia de las instituciones. En relación a lo que nos ocupa, no hay duda de que existe una relación entre las patentes registradas y el crecimiento económico. Así lo manifiestan quienes afirman que las economías se benefician de las innovaciones de otros países.

A esto hay que añadir que las normas técnicas son las que más contribuyen al crecimiento económico de los sectores menos intensivos en I+D; que las patentes son las que más contribuyen en los sectores más intensivos en I+D; que el efecto de las patentes sobre el crecimiento es más grande en países con una mayor apertura económica; y que la propiedad industrial es una fuente muy interesante de crecimiento económico.

Del mismo modo, existen otras conclusiones relevantes. A saber, las patentes constituyen uno de los mejores mecanismos que podemos disponer y utilizar tanto para estimular el interés de los investigadores en continuar sus trabajos de investigación, como para considerarlas una de las mejores herramientas para una instrumentalización de la política de innovación, pues nos permite evaluar instantáneamente sus resultados. El impacto de las patentes revela la existencia de una relación a largo plazo positiva y significativa entre el número de patentes y el PIB, al punto de poder señalar, siguiendo a especialistas americanos, que «un incremento de las patentes en un 1 % genera en el largo plazo incrementos del PIB en el peor de los casos de un 0,05 %»; coeficiente que naturalmente varía a resultas de las tasas de innovación de los países.

Otra corriente de especialistas insiste en demostrar que el impacto de la innovación sobre el PIB depende de cuál sea el origen y el tipo de innovación. Es decir, cuando la innovación es de los residentes de un país, las marcas tienen un mayor impacto sobre el ingreso nacional que las propias patentes; mientras que, en caso contrario, cuando la innovación procede de los no residentes del país, las patentes tienen un mayor efecto que las marcas sobre el crecimiento económico. Responde esta circunstancia, claro está, al hecho de que las actividades de innovación nacionales como proporción del PIB son bajas, si se compara con los estándares internacionales. En suma, se considera a la innovación uno de los verdaderos motores del desarrollo económico a largo plazo, generando actividades (cada vez más aceleradas) que posibilitan la creación de nuevos productos, procesos de producción y formas de organización y comercialización de bienes y servicios. Los resultados se plasman en mejoras en lo tocante a la competitividad, crecimiento económico y al bienestar social de los países.

La Oficina Europea de Patentes diferencia cinco modalidades o tipos diferentes en referencia a la innovación: 1) Una patente reconoce el derecho a explotar, en exclusiva, la invención protegida; así como el impedir a otro su fabricación, venta o utilización, sin consentimiento del titular. La patente puede referirse a un procedimiento, un aparato, un producto o un perfeccionamiento o mejora de los mismos. La duración de las patentes es de 20 años.

 2) El modelo de utilidad es un título que reconoce el derecho a explotar, en exclusiva, una invención de determinadas características que le impiden ser protegidas por patentes, posibilitando que se impida a otros su fabricación, venta o utilización sin consentimiento del titular. La duración es de 10 años.

 3) La marca es un título que concede el derecho exclusivo a la utilización de un signo distintivo que le identifica de un producto o un servicio en el mercado, que permite distinguir ese producto de los de la competencia.

 4) El nombre comercial es un título que concede el derecho exclusivo a la utilización de cualquier signo o denominación como identificador de una empresa en el tráfico mercantil. Los nombres comerciales, al ser títulos de propiedad industrial, son independientes de los nombres de las sociedades inscritas en los registros mercantiles.

 5) El diseño industrial otorga a su titular el derecho exclusivo sobre las apariencias de la totalidad o de una parte de los productos que se derive de las características de, en particular, las líneas, contornos, colores, formas, texturas o materiales del producto en sí o de su ornamentación.

Galicia muestra un comportamiento irregular y volátil en lo que concierne a las solicitudes de patentes, por un lado; y a los modelos de utilidad y marcas, por el otro; al contabilizar las primeras un crecimiento y las segundas un descenso en los tres últimos años. Más estable es el comportamiento en lo tocante a los nombres comerciales. Y, en lo referente a los diseños industriales, tanto en España como en Galicia, en el 2022 anotamos una fuerte disminución de las solicitudes, después del auge del año 2021.

La segunda cuestión de relevancia es aquella que trata de comparar la dinámica gallega con la española. Se refleja a partir del porcentaje que Galicia posee respecto a los promedios nacionales. En el caso de las patentes se aprecia una mejora del peso que desempeña Galicia, al crecer un punto porcentual en el período 2020-2022 y situarse en el 5 % del total español; esto es, en ratios más próximos a lo que supone Galicia respecto del PIB, superficie o población de España. Por el contrario, los modelos de utilidad muestran un descenso notable, al disminuir en los últimos tres años desde el 4,124 % al 3,505 % respecto al total español. Un resultado más estable es el comportamiento referido a las marcas que, después de una fuerte caída en el 2021, se recupera al año siguiente (2022) y vuelve a situarse en los porcentajes del año 2020; es decir, en torno al 4,7% de España.

Los otros dos indicadores se mueven en sentido contrario. Los nombres comerciales experimentan una merma en los últimos tres años; y, en contraste, los diseños industriales registran un aumento en lo concerniente al peso gallego dentro del conjunto español.

De todos estos datos y de su análisis se desprende que los estándares de propiedad intelectual se diseñan para maximizar los beneficios y para influir en el comercio internacional. Ahora bien, también pueden ser utilizados para maximizar la innovación y el progreso científico. En la medida que el conocimiento es un bien público, tanto en el sentido técnico como en el sentido más general, no hay duda que un aumento del conocimiento puede contribuir a mejorar el bienestar mundial.

Fernando González Laxe. Catedrático de Economía Aplicada. Universidade da Coruña