El último vuelo del cóndor

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Kevin Mitnick, el jáquer más famoso del mundo, una de las personas más buscadas de Estados Unidos, falleció el pasado 16 de julio en Pittsburgh víctima del cáncer de páncreas que padecía

31 jul 2023 . Actualizado a las 08:11 h.

Fue el pirata informático más famoso de la historia. El primero conocido a nivel mundial. Fueron tantos los ciberataques a empresas e instituciones que perpetró, que llegó a figurar en la lista de las personas más buscadas de Estados Unidos. Corría la década de los noventa y se había convertido en toda una estrella de la ciberdelincuencia. Tan célebres como él, sus ataques a Motorola o Nokia o el robo de más de 20.000 archivos de datos y números de tarjetas de crédito de ciudadanos estadounidenses.

A Kevin Mitnick (Los Ángeles, 1963-Pittsburgh, 2023) lo acabaron encontrando y deteniendo en 1995 gracias a un experto japonés. No era otro que Tsutomu Shimomura, su gran rival, a quien el estadounidense había puesto en ridículo en la Navidad de 1994 robándole unos correos electrónicos. Suficiente para que el nipón corriera presto en ayuda del FBI.

A El Cóndor, apodo con el que se le conocía en todo el mundo, lo localizaron por una llamada que hizo con su teléfono móvil. Antes de eso, había logrado esquivar a los agentes que lo perseguían metiendo mano en los sistemas telefónicos de California e interviniendo los teléfonos de quienes lo andaban buscando.

Se confesó culpable de fraude electrónico e informático y acabó en la cárcel. Condenado a cinco años de prisión. Allí debió de pensárselo mejor y, entre barrotes, decidió darle un giro a su vida. Durante los tres años que siguieron a su puesta en libertad no pudo acercarse a ningún tipo de ordenador, teléfono móvil, módem o cualquier aparato electrónico que le permitiese conectarse a internet y volver a las andadas. Lo tenía prohibido. Y eso porque el fiscal estaba convencido de que con solo una llamada era capaz de desencadenar el apocalipsis. Aunque Mitnick siempre mantuvo que lo que le impulsaba a penetrar y moverse como Pedro por su casa en las tripas informáticas de los demás era la curiosidad, nunca el ánimo de lucro. Lo suyo, decía, eran delitos de allanamiento de morada. Nada más. Que él era un jáquer y no un cracker cualquiera. Porque si no lo saben, no son lo mismo. El primero se mete hasta la cocina de los sistemas informáticos e incluso roba datos, pero no busca dinero. Le mueve la curiosidad o la denuncia social. El segundo lo hace para obtener beneficios. A unos y otros les une, claro, que de informática saben más que un rato.

Sea como fuere, tan pronto como pudo ponerse otra vez delante de un ordenador decidió pasarse al otro lado de la barrera, darse la vuelta como un calcetín y convertirse en un jáquer bueno. De sombrero blanco, que se dice en el argot. De los que en lugar de crear problemas ayudan repeler ataques como los que, en otros tiempos, protagonizaban ellos.

Así que, aprovechando sus muchas y reconocidas habilidades en ese campo, fundó una empresa, KnowBe4, «la proveedora de la mayor formación de concienciación sobre seguridad del mundo», dice de sí misma en su página web. Eso y que asesora a más de 60.000 empresas y organizaciones. Mitnick, cuya pasión por los sistemas telefónicos e informáticos empezó siendo todavía un adolescente, murió el pasado 16 de julio en Pittsburgh, víctima del cáncer de páncreas que padecía desde hacía ya varios años. Con él se va toda una leyenda de la piratería.

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