En Galicia se recogieron en el 2022 más de 10.000 toneladas de este peligroso producto que puede transformarse en lubricantes y energía
27 sep 2024 . Actualizado a las 12:57 h.Aceite industrial con una nueva vida. 10.000 toneladas que se convierten en otras 2.000 de nuevos lubricantes. Esas son las cifras gallegas de Sigaus, el gestor que recoge el aceite usado en toda España.
Solo en el 2022, el 37 % de este producto recogido en Galicia se destinó a regeneración, el tratamiento que permite convertir el residuo en nuevos lubricantes. Más de 11.000 establecimientos gallegos regeneraron más de 8.600 toneladas de aceites usados. Más de la mitad de esos negocios son talleres mecánicos, que son los grandes generadores de este residuo peligroso. El resto del aceite se recogió en sectores como la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería o el transporte. También en otros puntos tan diversos como hospitales, instalaciones militares, puntos limpios o centros educativos.
¿DE QUÉ RESIDUO SE TRATA?
El aceite industrial es un producto usado de forma general por su alta versatilidad. Se aplica principalmente en motores de vehículos, pero también en una gran variedad de procesos industriales y en otras actividades donde se utilizan engranajes y maquinaria de cualquier tipo. Por todo esto, existen aceites usados y, por lo tanto, recogidas en todo el territorio. Un aspecto que pone en riesgo zonas especialmente vulnerables a nivel ambiental. En Galicia, esas más de 1.000 toneladas recogidas en el 2022 se realizaron en 292 municipios. El 28 %, en áreas rurales. Zonas, especialmente sensibles por tratarse de áreas que en muchos casos se encuentran cerca de ríos, embalses o directamente son espacios protegidos. El año pasado casi mil toneladas de aceites usados se recogieron precisamente en estos entornos.
En el caso de las zonas próximas a recursos hídricos, como ríos, lagos o embalses, se recogieron 152 toneladas de aceites usados.
Tratamiento especial
La recuperación de este residuo cobra especial relevancia por tratarse de un producto que puede permanecer en el agua entre 15 y 20 años, impidiendo su oxigenación y dañando gravemente los ecosistemas de esos entornos acuáticos.
En la parte contraria se encuentran las posibilidades que da su aprovechamiento ya que puede ser valorizado en su totalidad. En su composición mantiene los recursos materiales y energéticos de origen, siendo de gran valor para ser transformado en nuevos productos o como fuente de energía. En el caso de Galicia, en el 2022 se trataron 3.679 toneladas, que permitieron la producción de otras 2.303 toneladas de nuevos lubricantes. El cálculo que hace Sigaus es que este proceso evitó el consumo de 1,1 millones de barriles de petróleo que habrían sido necesarios para fabricarlos.
Los aceites que no fueron destinados a regeneración, 6.289 toneladas, fueron sometidos a un proceso de descontaminación para convertirlos en un combustible de uso industrial, que se usa en cementeras, papeleras, equipos marinos o centrales térmicas. «Gracias al aprovechamiento del aceite usado de nuestros coches y máquinas, no solo evitamos el impacto ambiental de un residuo peligroso, sino que reducimos el uso de una materia prima no renovable como es el petróleo. Además de un importante ahorro económico, los procesos para obtener productos de segunda generación consumen menos energía y emiten menos gases de efecto invernadero», asegura Eduardo de Lecea, director general de Sigaus.