La resistencia de la empresa familiar como garantía de futuro

David Ruiz-Roso, Manuel Pestana

MERCADOS

MABEL RODRÍGUEZ

El arraigo al territorio, la experiencia de haber sobrevivido con éxito en los tiempos convulsos y su capacidad de crear vínculos más allá de la rentabilidad, convierten a estas compañías en un actor central para ganar el futuro: su extraordinaria adaptación a un mundo tecnológicamente cambiante así lo acredita

08 oct 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

En Galicia, según del Instituto de Empresa Familiar de la comunidad, el 92,4 % de las empresas privadas son familiares (el 90 % en España), generan casi el 86,3 % del empleo privado (el 70 % en España) y aportan cerca del 85 % del Valor Añadido Bruto (el 60 % en España). No es un secreto que la tierra gallega es ejemplo de multitud de modelos de éxito de empresas familiares que han destacado en sus respectivos sectores, muchas de ellas con marcada proyección internacional.

No faltan ejemplos de ello. A la cabeza, la emblemática Inditex que, tras ver la luz en 1975, ha logrado convertirse en el gigante que es hoy, siendo una de las mayores y más conocidas compañías del mundo. También Hijos de Rivera, fundadora de la marca Estrella Galicia en 1906, es hoy modelo de gran expansión nacional, con una diversificación verdaderamente ejemplar. O el caso de Conservas Albo, fundada también en esta tierra en 1869 y adquirida en 2016 por un grupo asiático de distribución, si bien con un modelo de producción, calidad, márketing y equipo humano que permanecen en Galicia. Y el listado no acaba aquí.

Resulta realmente satisfactorio referirse a empresas «nuestras» que, como las anteriores, son buen ejemplo de empresa familiar de éxito, capaces de seguir generando valor y riqueza en aquellas comunidades donde han nacido, crecido y desarrollado, independientemente de sus patrones de gobernanza y estructura accionarial: cotizada, familiar o adquirida por grandes grupos extranjeros. Su filosofía y saber hacer se han logrado exportar con éxito a países de todo el mundo, y hoy resultan buen ejemplo de creación de valor a largo plazo.

Y es que la empresa familiar demuestra cada día «innovar más y mejor». Así lo pone de manifiesto el estudio de EY y el Instituto de Empresa (IE): Las empresas familiares ante el reto de la innovación, sobre una base de más de 2.000 compañías españolas. También, a nivel global, el informe Family Business Index 2023, de EY y la Universidad de St. Gallen, refleja el nivel de innovación, agilidad y propósito de futuro de las empresas familiares. En conjunto, las compañías analizadas generaron más de 8 billones de dólares en facturación y emplearon a 24,5 millones de personas en todo el mundo. Juntas, constituyen la tercera contribución económica más grande del mundo (después de EE.UU. y China). El índice, asimismo, identifica a las compañías familiares con mayores ingresos del mundo y sitúa —-por cierto— a las españolas Inditex, en el puesto 51 de la clasificación; a Mercadona, en el 54; y a El Corte Inglés, en el puesto 117. Por todo lo anterior, es fácil llegar a la conclusión de que la empresa familiar es el futuro. Sus características específicas la sitúan en un lugar privilegiado como motor de la actividad de una economía debido a diferentes factores. El primero, es que colocan a las personas en el centro de la estrategia empresarial, ya que nacen gracias al tesón de sus creadores, que tienen nombres y apellidos. Crecen a partir de vínculos familiares que van más allá de la rentabilidad económica y que, sin renunciar a ella, avanzan contra todo y contra todos para escribir su propia historia y dejar un legado.

Otra característica relevante es la capacidad que tienen para generar confianza. Los negocios familiares, mayoritariamente, son compañías respaldadas por una marca, una reputación y una alta dosis de credibilidad. Detrás de una empresa familiar hay siempre una historia, un legado y una familia, que responde y asume la responsabilidad desde hace generaciones. En ese ADN está nacer y permanecer con visión a largo plazo. Además, si hay una característica que define a estas empresas familiares en su capacidad para proyectarse hacia el futuro es, paradójicamente, su pasado. El hecho de haber durado y permanecido durante años es un buen indicador de su capacidad para seguir viviendo con éxito en el futuro. Son empresas que, en definitiva, han demostrado su resiliencia en los peores momentos de las crisis, como así lo han demostrado de forma ejemplar muchas de ellas. Sin olvidar su vocación de ser motor de crecimiento de la economía.

Si bien las consecuencias de la pandemia vivida han creado un cambio de paradigma económico y social, cuyos efectos han acelerado el ritmo del cambio y la transformación del tejido empresarial, estas empresas también han sabido adaptarse. La adopción de nuevas tecnologías, la transformación de los sistemas empresariales, la creación de nuevas formas de trabajar o la adaptación de nuevos modelos de negocio para mantener la competitividad de las compañías, no han pasado por alto en los negocios familiares. Un sinfín de situaciones que siguen obligando a nuestras empresas a mantenerse al día ante un mercado cada vez más cambiante y exigente a causa, sobre todo, de las nuevas expectativas cada vez más exigentes por parte de los consumidores.

Tengamos en cuenta, además, que España es el cuarto país europeo por número de start-up por modelos de negocio de esta índole, solo por detrás del Reino Unido, Francia y Alemania. Un ecosistema empresarial que nos obliga a apostar decididamente por la empresa familiar, el emprendimiento, la innovación y la creación de este tipo de compañías. Su impulso se hace más necesario que nunca en aras de que estas empresas ejemplares sigan cumpliendo su vocación de ser el motor de futuro de Galicia y, por ende, del resto de España.

David Ruiz-Roso, socio de Auditoría y responsable del área de EY Private-Empresa Familiar de EY. Manuel Pestana, socio responsable de Auditoría en la oficina de Galicia de EY