La compañía activa la primera fase tras apagar la térmica gallega mientras avanza en el desmantelamiento de las instalaciones de Andorra, Litoral y Compostilla. En todos los emplazamientos apuesta por las energías renovables
18 dic 2023 . Actualizado a las 17:44 h.La central térmica de Endesa en As Pontes ya forma parte del grupo de instalaciones de carbón del país que han apagado definitivamente sus calderas. Galicia deja así de producir electricidad con mineral. Cierra un capítulo de cuatro décadas en las que todo un municipio ha pivotado en torno a esa instalación industrial, y una fase de cuatro años que se inició cuando la eléctrica solicitó formalmente su cierre al Ministerio de Transición Ecológica. Pero hay vida más allá de la clausura, como evidencian las experiencias que la compañía está poniendo en marcha en otras zonas del país. En As Pontes, la ventaja competitiva frente a otros territorios en proceso de descarbonización es que el cierre de la central térmica se llevó a cabo con los trámites para la implantación de otros proyectos industriales ya en marcha. Solo tres de las factorías que avanzan en su tramitación para implantarse en terrenos de la localidad multiplican por cinco el que tenía la planta de Endesa. La eléctrica insiste en que no se marchará de la antigua localidad minera gallega, sino que, por un lado, desarrollará instalaciones de energías renovables para sustituir a la antigua fuente de generación más contaminante y, por otro, capta nuevas inversiones industriales para la villa, con las que paliar el impacto socioeconómico del cierre.
Son dos denominadores comunes de los procesos de clausura de las centrales de carbón de Endesa, que se desarrollan bajo el paraguas del bautizado como Plan Futur-e, en marcha en cuatro áreas geográficas del país: As Pontes, cuya central tenía 1.400 megavatios de potencia; Litoral (Almería), con 1.158; Compostilla (Castilla y León), con 1.052; y Andorra (Teruel), con 1.101. Les seguirá la mallorquina de Alcudia, con 510, pendiente de otros trámites previos a su cierre, como antes lo hizo la portuguesa de Pego, con 628. En conjunto, Endesa lleva a cabo la clausura de 5,9 megavatios en plantas térmicas de la península, con una plantilla global de 1.500 trabajadores directos. El apagado escalonado de las diferentes centrales otorga a la compañía una experiencia previa en las sucesivas fases que abarcan desde el apagado hasta la desaparición física de las instalaciones, lo que ha posibilitado que la clausura de la térmica pontesa se haya llevado a cabo con experiencias contrastadas.
Además de reemplazar parte de la capacidad de generación que tenía con el carbón con energías renovables, la empresa buscó en los mercados proyectos industriales para As Pontes. Sus responsables llevaron a cabo más de 2.000 contactos, y fruto de ese trabajo captó para la antigua villa minera una fábrica de neumáticos que pondrá en marcha el grupo chino Sentury Tire, con una inversión superior a los 500 millones de euros y cerca de 700 nuevos empleos, y una bioplanta de tratamiento de fibras y producción de papel tisú, con más de 300 millones y 150 nuevos puestos de trabajo directos. Solo en estas dos actuaciones empresariales, Endesa captó 850 empleos, superando con creces el objetivo que se había marcado de, al menos, reemplazar cada uno de los que se perdiesen por el cierre de la térmica, cuya plantilla directa rondaba los 170 trabajadores.
Pero además, fruto de ese proceso de transición energética, importantes grupos empresariales han puesto en marcha otros proyectos para el municipio, que sumarán otros centenares de empleos, como la planta de hidrógeno verde de Reganosa o la de amoníaco verde y de hidrógeno de Universal Kraft, que ya avanzan en distintos trámites en la comunidad.
Acuerdos de personal
Antes de activar los botones que interrumpieron definitivamente los procesos productivos en las diferentes plantas, Endesa firmó un acuerdo con los representantes de su plantilla para recolocar al personal en otras instalaciones del país. También acometió planes de jubilaciones anticipadas entre los trabajadores que, por edad, eran susceptibles de estas salidas. Por otro lado, llegó a un acuerdo a nivel nacional con el Instituto para la Transición Justa y los sindicatos CC.OO. y UGT con el fin de ofrecer garantías de ocupación a aquellos empleados de sus empresas subcontratistas que trabajaron regularmente para las distintas térmicas. Así, se ha comprometido a dar prioridad a estos trabajadores en los procesos de desmantelamiento de las centrales, en los que, al menos el 80 % del personal implicado tienen que ser de los respectivos territorios. Por otro lado, también favorecerá el reciclaje profesional de los afectados, a través de cursos de formación, tanto para prepararlos para las tareas de desmontaje de las instalaciones como en las futuras profesiones que se emplearán en los nuevos proyectos industriales que la compañía eléctrica ha captado a través de concursos internacionales.
En el marco de su fin de ciclo del carbón y el nuevo hacia energías renovables, Endesa ha planificado la impartición de 200 cursos de cualificación con el objetivo tanto de formar a los participantes en los trabajos de desmantelamiento de las centrales de carbón, en la instalación de parques eólicos y proyectos renovables y en la operación y mantenimiento de los mismos. En zonas como Litoral y Compostilla las acciones de cualificación ya han comenzado y se desarrollarán a lo largo de los próximos años, mientras que en As Pontes, que acaba de bajar la persiana de su térmica, están ultimándose. En las primeras áreas en las que la eléctrica ha echado el cierre de sus plantas de carbón ya se han formado a cerca de 1.500 personas, en 50 acciones ya culminadas, aunque este proceso de capacitación continuará en el tiempo puesto que solo en los trabajos de desmantelamiento de las centrales se consume entre cuatro y cinco años.
Propuestas diversas
El Plan Futur-e diseñado por Endesa tiene en cuenta las distintas realidades de los territorios en los que operaron en las últimas décadas las centrales, para definir qué tipo de instalación renovable se va a poner en marcha en cada lugar, aunque en la mayoría combina los parques eólicos con otros fotovoltaicos y con proyectos de almacenamiento energético. En As Pontes la energía renovable procederá de la fuerza del viento, y aunque inicialmente estaba previsto desarrollar mil megavatios eólicos, los finalmente autorizados han sido 655. En Andorra serán 2.230; en Litoral, 1.440; en Pego, 800; en Compostilla, 287, y en Alcudia, 170.
Mientras que en la térmica pontesa se han activado las primeras tareas de predesmantelamiento, otras plantas han sucumbido ya a la piqueta y a las demoliciones, como es el caso de las de Andorra, Litoral y Compostilla. Paralelamente al proceso de desmontaje de las factorías se avanza en los distintos proyectos industriales que llegarán a las zonas fruto de Plan Futur-e. En Compostilla, por ejemplo, se instalarán sendas fábricas de reciclaje, de palas eólicas y de baterías de vehículos eléctricos; en Almería se proyectan inversiones de acuicultura, economía circular, biocombustibles y la logística, y en Andorra un paquete más amplio de actuaciones empresariales y sociales, tras ganar la subasta de la capacidad del nudo eléctrico, aunque entre otros, el objetivo es impulsar más de 1.800 megavatios con instalaciones energéticas renovables. En total, Endesa prevé movilizar en los territorios afectados por la descarbonización —bien de forma directa o a través de la captación de inversiones— alrededor de 6.000 millones de euros, proyectos que implicarán la generación de más de 2.000 puestos de trabajo.
Seguir en galicia
La empresa pone fin a 40 años de producción de electricidad con carbón en As Pontes, en donde su central fue considerada como una auténtica joya del sector energético, por su eficiencia y versatilidad. Con 1.400 megavatios de potencia, tuvo capacidad para abastecer cerca del 9 % de la demanda total de electricidad en el país. El mensaje de la empresa es claro, al insistir en que continúa en Galicia, en donde sumará la eólica a su cesta de generación. En As Pontes mantiene operativo el ciclo combinado —instalación que funciona con gas y vapor de agua— e igualmente las centrales hidráulicas que tiene en distintos emplazamientos de la comunidad. La empresa se vuelve más verde, con el objetivo de avanzar en el proceso de descarbonización de la economía que impulsa la Unión Europea, y se compromete a seguir avanzando para favorecer la reindustrialización de todas esas zonas en las que el carbón ha supuesto una fuente de riqueza y que tienen que reemplazar ese material por otros menos contaminantes.
El ejemplo del nudo de transición de Andorra que incluye ambiciosos planes sociales
Endesa fue la compañía adjudicataria del Nudo de Transición Justa Mudéjar, de Andorra (Teruel), en el que se subastó la capacidad de evacuación energética que quedó libre tras el cierre de la central de la empresa en esa localidad. Tras ganar ese concurso, la eléctrica impulsará la construcción de siete plantas solares, que suman una potencia de más de 1.200 megavatios, y otras tantas eólicas, con 695. No obstante, el desarrollo diseñado por Endesa para la zona no se ciñe exclusivamente a esas instalaciones, ya que incluye también la hibridación de estos proyectos y el almacenamiento con dos plantas de baterías, «lo que los convierte en únicos ya que permiten aprovechar al máximo el rendimiento de estas tecnologías, mayor calidad y seguridad energética y equilibrio en el servicio al producir el mayor número de horas posible», subraya la empresa.
Adicionalmente, también impulsa la construcción de un electrolizador de 15 megavatios, que permitirá gestionar los excedentes de energía renovable para la producción de hidrógeno verde que ayudará a descarbonizar industrias del entorno; la construcción de una fábrica de electrolizadores, y un compensador síncrono que permitirá verter esa energía renovable con mayor calidad, lo que favorecerá el buen funcionamiento de la red de transporte eléctrico. Endesa explica que «estas iniciativas renovables tendrán una hibridación más, esta vez con los sectores primario, secundario y terciario a través de una serie de proyectos singulares que permitirán la instalación de empresas y el aprovechamiento de los recursos endógenos del territorio bajo acuerdos con diferentes entidades locales».
El plan socioeconómico de la compañía es un puntal sobre el que se asientan los objetivos de futuro de Endesa en la zona, y no en vano supuso el 55 % de la puntuación en la licitación de la adjudicación del nudo. Para su elaboración, tuvo en cuenta las opiniones de más de 30 entidades locales y agentes de la zona. Entre otros, favorecerá un uso compartido del suelo entre los proyectos de renovables y actividades agrícolas —por ejemplo, en Sevilla conviven los parques solares con el pastoreo de ovejas, paneles de abejas y el cultivo de hierbas aromáticas—; el turismo sostenible, el fomento del comercio local y el apoyo a colectivos de personas con discapacidad.