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El gran megapuerto de los chinos en Perú

MERCADOS

Paolo Aguilar | EFE

La infraestructura de Chancay tiene potencial para redefinir las rutas comerciales globales y reducirá los tiempos de travesía con Sudamérica, lo que despierta el recelo de EE.UU.

17 dic 2023 . Actualizado a las 17:11 h.

China avanza en la construcción en Perú de un puerto con potencial para redefinir las rutas comerciales marítimas del globo. El país andino espera que el proyecto, valorado en más de 3.500 millones de dólares, suponga un espaldarazo para su economía, mientras que China tendrá un acceso más rápido al mercado sudamericano y aumentará su influencia en la región, en detrimento de EE.UU., desde donde ya han llegado recelos hacia la obra.

Se trata de un puerto de aguas profundas —hasta 16 metros— situado en la localidad de Chancay, a unos 78 kilómetros al norte de Lima, donde podrán atracar naves con capacidad de 18.000 contenedores, que no pueden, en la actualidad, echar el ancla en ningún otro lugar de Sudamérica.

El viaje transpacífico hacia la región se demora ahora, al menos, 35 días, con escalas en puertos estadounidenses o mexicanos, pero, a finales del 2024, cuando termine la construcción, se estima que la travesía entre Chancay y Shaingai, en China, pueda cubrirse en apenas 20 días. Esto es muy importante para productos perecederos, como los agrícolas, y convertirá a Perú en un hub para Sudamérica, un verdadero centro logístico regional.

Emisarios brasileños han visitado ya las obras. El gigante sudamericano espera poder reducir también el tiempo de transporte de la soja que produce en el estado de Acre, fronterizo con Perú. «Es un proyecto mayúsculo para el Perú y la región. No solo reducirá el costo para el transporte de carga peruana, sino también para la de Chile, Colombia, Ecuador y Brasil», le dijo Carlos Pareja, asesor externo de la empresa china Cosco Shipping Ports, al portal Infobae Perú. El 60 % del puerto, con 15 muelles en su proyecto final, es propiedad de la estatal china Cosco, que ya opera 38 puertos en todo el mundo y tiene más de 1300 buques. Entre esas inversiones, cuenta también con dos terminales marítimas en Valencia y Bilbao. El 40 % restante es propiedad de la compañía minera peruana Volcán Investments, que inició el proyecto, aunque los minerales serán prácticamente la única mercancía que no se distribuirá mediante el puerto de Chancay, porque se necesitan permisos especiales y ya existe una terminal totalmente preparada para tal efecto en el puerto de Lima.

«Debería ser de gran preocupación para el Gobierno peruano que toda la infraestructura del puerto de Chancay quede bajo el control de una potencia extranjera», señaló recientemente un alto funcionario estadounidense, citado por el diario Financial Times. A Washington le preocupa la creciente influencia de Pekín en América Latina y, especialmente, en Perú. Pekín ya tiene acciones en al menos cinco de las minas del país andino. Además, dos empresas chinas podrían controlar a corto plazo el 100 % del suministro de electricidad de la capital, Lima, si los auditores de competencia peruanos dan finalmente el visto bueno a la venta de las operaciones de la italiana Enel a una firma del país asiático por 2.900 millones de dólares. Perú ha respondido argumentando que quiere hacer negocios con todo el mundo. El proyecto de Chancay ha sido, además, denunciado por la población de ese municipio, donde se produjo, el pasado año, un hundimiento del firme en una de sus calles, debido a las obras en un túnel que llevara al puerto, y también han aparecido grietas en algunas de las viviendas. Organizaciones ambientalistas han censurado también la obra, mientras la construcción avanza rápidamente para ser inaugurada el próximo diciembre, cuando se celebrará en Perú el foro económico de los países del Pacífico, donde se espera la llegada del presidente chino, Xi Jinping.