Las ayudas por hijo en Europa

MERCADOS

Sandra Alonso

19 may 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Antes de que Bruselas le impusiese a Zapatero un plan draconiano de reducción del gasto público, España se había gastado 4.000 millones de euros en el denominado cheque bebé: una ayuda directa e incondicionada de 2.500 euros por nacimiento o adopción de hijo en territorio español. La cobraban todas las familias, con independencia de sus ingresos. Vigente desde el 1 de julio del 2007 al 31 de diciembre del 2010, fue objeto de críticas, incluso desde la izquierda, por su ausencia de progresividad y su nulo papel redistributivo. El Gobierno vuelve ahora a la carga con una ayuda universal de 200 euros mensuales por hijo hasta que cumpla los 18 años. Y el problema vuelve a plantearse. Indudablemente, España debe revisar su marco de ayudas en un contexto de auge de las tasas de pobreza infantil. Pero no es cierto que en Europa se haya generalizado el modelo de ayuda universal. Hay países que lo tienen, como es el caso de Bélgica o Suecia, pero otros no. Francia destaca por ofrecer prestaciones familiares que dependen de los ingresos de los hogares, pero solo están disponibles a partir del segundo hijo. Italia ha introducido un sistema que evalúa los ingresos, el patrimonio y la composición familiar para determinar la cuantía. En Portugal, la ayuda depende de la renta del hogar y el número de hijos. La universalidad de las prestaciones evita los trámites y el estigma social propio de las ayudas condicionadas, es decir, resulta eficaz y rápida, pero plantea un dilema social en un contexto en el que habrá que extremar el cuidado en el manejo de los recursos públicos. Porque hay hogares en los que la carga financiera que supone el cuidado de los hijos es insoportablemente pesada, y quizá necesiten más de 200 euros al mes por descendiente. Y otros que precisen 100, o incluso nada. Por tanto, tal vez sería más eficiente introducir un marco progresivo y utilizar el resto de los recursos en tomarse algo más en serio la accesibilidad a la vivienda, un drama social y una gran fuente de desigualdad.