La demanda de este tipo de vehículos se ha deteriorado en los últimos meses, provocando importantes pérdidas en las cuentas de resultados de fabricantes como Renault o Nissan
18 ago 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Parecía que el mercado de los coches eléctricos había puesto la sexta marcha para acelerar este 2024 y empezar a ganar cuota de mercado. Pero no pintan las cifras tan halagüeñas como muchos vaticinaban. Prueba de ello han sido las cuentas de resultados que presentaron hace unos días algunos de los gigantes del sector. La cotización de Renault y Nissan caía más de un 8 % ante los temores de una ralentización en el negocio automovilístico. ¿La razón? Las ventas de coches eléctricos tanto en estos dos gigantes como en Stellantis se han ralentizado y ya advierten que los cambios en la industria para redirigirla hacia un futuro alejado de la combustión están siendo «más rápidos y difíciles de lo previsto».
No es cosa solo de estos fabricantes. Echar un ojo al conjunto de las cifras del sector permite dar cuenta de que el problema se ha extendido como una mancha de aceite. Así, la producción de vehículos electrificados (entre los que se contabilizan tanto los puros como los híbridos enchufables), experimentó en nuestro país un retroceso del 23 % en los seis primeros meses del año, hasta acumular 113.430 unidades. La asociación de fabricantes Anfac atribuye este retroceso al fin del ciclo de vida de algunos modelos y a los ajustes en las cadenas de producción de nuevos vehículos electrificados. Y estos dos factores fueron especialmente relevantes en junio, cuando apenas se produjeron 14.578 coches electrificados, lo que supone un repliegue del 42 % con respecto al mismo mes del año anterior.
También lleva un tiempo advirtiendo sobre esta situación Solera, la empresa tecnológica especializada en el ciclo de vida de los automóviles. Sus expertos destacan la lenta y escasa evolución de la electrificación del parque automovilístico en España y advierten que, de seguir este ritmo, para el 2030 el país no llegará al millón de coches con esta tecnología. Indican que todo este contexto se debe, básicamente, a la falta de accesibilidad de este tipo de coches por parte de las clases medias. Según los datos que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE), solo el 3,2 % de los hogares tiene un coche electrificado y de todos ellos, el 40 % son hogares con ingresos por encima de los 3.000 euros mensuales. «Menos del 6 % del parque automovilístico español tiene connotación sostenible, es decir, con etiqueta Eco y Cero, siendo los más habituales los C y los B, los primeros con 11,6 millones de coches y los segundos con 8,2 millones. Por el contrario, hay casi 7,5 millones sin etiquetas», advierten, para añadir: «Esto significa que, por cada coche poco o nada contaminante, hay cuatro muy contaminantes que tienen, entre otras cosas, vetada su entrada a las zonas de bajas emisiones de las almendras centrales de las grandes ciudades».
Por debajo de la expectativa
Las cuentas de resultados de las industrias asociadas a la automovilística también andan resfriadas estos días. Así lo admitió hace unos días la francesa Opmobility, uno de los mayores proveedores de piezas de automóviles de Europa, que admite que los fabricantes de coches americanos, franceses y alemanes están produciendo vehículos de este tipo entre un 40 y un 45 % por debajo de sus propias expectativas iniciales: «La capacidad creada por nuestros clientes y por nosotros mismos requiere un ajuste continuo», declaró el consejero delegado de la compañía gala, Laurent Favre, quien reconoció que por ahora están adaptando de manera continua la forma de trabajar con sus clientes. Y es que, cree Favre, que los fabricantes se están enfrentando ahora mismo a un «importante» exceso de capacidad a la hora de producir vehículos eléctricos ante la caída de la demanda por parte de los clientes, en medio de un cambio de estrategia hacia el mantenimiento de la producción de coches de combustión.
También ha rebajado las expectativas Porsche, quien decidía este mes aparcar finalmente el objetivo de conseguir que en el año 2030 ocho de cada diez coches que salgan de sus fábricas sean eléctricos: «Esta transición llevará más tiempo del que suponíamos hace cinco años», explicaba el constructor de automóviles de lujo en un comunicado.
Este mal endémico empieza ya a preocupar a los gigantes de la automoción, que miran con mucho temor hacia el futuro. De hecho, todo el sector a nivel europeo pide más flexibilidad a la Unión Europea, que fijó el 2035 como el año que pondrá punto y final a la venta de coches con motor de combustión. Pero el presidente de la Asociación de Fabricantes Europeos de Automóviles (ACEA) —y también consejero delegado de Renault—, Luca de Meo, aseguró en una entrevista que necesitan «un poco más de flexibilidad en su calendario». Eso sí, eso de pedir más tiempo no significa tirar todo lo avanzado por la borda: «No hay que instrumentalizar la ralentización actual del mercado para abandonar pura y simplemente el objetivo. Sería un grave error estratégico», sentenciaba De Meo. Y todo esto se produce con una guerra arancelaria como telón de fondo en la que los principales damnificados han sido los coches de los fabricantes chinos. La movilidad eléctrica parece ir abocada a una pequeña crisis que puede dar al traste con los planes de transición verde.