Habría cumplido 76 años en agosto. Él ya no está. Pero su legado sigue vivo. Mucho. Sobre todo en tierras danesas, donde nació. Allí se le conoce como el tendero de Dinamarca. Un apodo nada corriente para el que fue el hombre más rico del país. La tienda de camas y ropa de descanso que abrió en 1979 junto a su mujer en Aarhus —la segunda ciudad más grande del país? y que bautizaron como Jysk Sengetøjslager es hoy todo un imperio que se codea con el gigante sueco Ikea. Factura 45.000 millones de coronas danesas, unos 6.000 millones de euros, y emplea a 39.000 personas en todo el mundo.
Nacido en Arnborg, Jutlandia Central, en 1948, Lars Kristinus Larsen anduvo toda su vida obsesionado con ofertar productos a precios asequibles, una filosofía que sigue siendo la base del negocio, ahora en manos de sus dos hijos Mette y Jacob. Son ellos dos y los cuatro nietos de Lars Larsen, que así se llamaba el fundador del grupo, quienes controlan la totalidad del capital de Jysk, el Ikea danés, que es como se le conoce popularmente.
Aunque bastante más pequeñas que las del fabricante sueco, las tiendas de Jysk —tiene nueve en Galicia: Oleiros, Carballo, Ferrol, Santiago, Vilagarcía, Nigrán, Lugo, Tui y Ribadeo— resultan similares a las de la firma sueca. Las etiquetas, los nombres de los muebles ... el hecho de que el cliente haya de buscarse la vida a la hora de montar el mobiliario —todo un quebradero de cabeza y fuente de infinitas discusiones familiares en los hogares de los poco manitas...y escribo de oídas— recuerdan a las del gigante nórdico, líder del sector. Y en todas ellas, se puede encontrar el mismo surtido de artículos: unos 3.000. No son pocos.
En España tienen ya 150 establecimientos. Tampoco son pocos. Y en Portugal, una treintena. Quieren llegar, y en un plazo no muy lejano, a los 380 en la Península, donde dan trabajo a más de 1.800 personas.
Están presentes en 50 países, con unas 3.400 tiendas de su marca principal. Y es que, además de esa pata del negocio, la más importante, tienen inversiones en infraestructuras, ladrillo, coches de lujo, restaurantes, hoteles...
Las riendas del conglomerado las lleva desde la muerte del fundador ?en el 2019, víctima de un cáncer de hígado— su hijo Jacob Brunsborg (Aalborg, 1972).
Licenciado en Gestión Financiera, tuvo siempre claro Brunsborg que lo suyo era el negocio familiar, donde ha desarrollado toda su carrera. Empezó trabajando en una de las tiendas de muebles del grupo allá por 1993. Dos años estuvo allí. El objetivo: empaparse de todo desde abajo. Transcurrido ese período de aprendizaje, pasó a ocupar el puesto de asistente de compras y, desde ahí, poco a poco, fue escalando posiciones hasta asumir el timón del grupo a la muerte de su padre.
Casado y con dos hijos, es el primer ejecutivo del gigante danés muy poco amigo de las sorpresas. Tampoco resulta de su agrado ser el centro de atención. Lo suyo es el segundo plano. Nada de estridencias. «Determinación, valor, fiabilidad, respeto y honestidad» son los principios bajo los que hizo negocios su padre, los valores que, aseguran, impregnan la cultura corporativa del emporio familiar, que ahora pilota. Con su progenitor comparte, además de esos cinco pilares, la obsesión por hacer cada vez más vasta la compañía. Su ambición: llegar a las 5.000 tiendas. Si vas a soñar, sueña en grande. Siempre.
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