Tren alternativo al canal de Panamá

Héctor Estepa
Héctor Estepa NUEVA JERSEY

MERCADOS

Casa de Campaña de Claudia Sheinbaum | EFE

La nueva presidenta mexicana debe decidir sobre la continuidad de proyectos faraónicos como el tren Maya o el Interoceánico, que dejó pendientes su antecesor

13 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Tren Maya no fue el único proyecto faraónico dejado en marcha por el expresidente mexicano Andrés Manuel López Obrador. Su sucesora, Claudia Sheinbaum, deberá finalizar las obras del también polémico Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT) que ha sido presentado como una alternativa complementaria al canal de Panamá, pero es visto por algunos en el país centroamericano como una amenaza.

El proyecto es una vieja aspiración de la clase dirigente mexicana: unir el océano Atlántico con el Pacífico para el transporte de mercancías a través de una vía ferroviaria. «Desde la invasión española, Carlos V le pidió a Hernán Cortés que uniera los dos océanos», señaló el mismo expresidente a la hora de defender el proyecto.

Ahora, el Gobierno mexicano ha comprometido alrededor de 2.500 millones de euros en trenes que unirán los puertos de Coatzacoalcos, en el Atlántico; y Salina Cruz, en el Pacífico.

Apenas 303 kilómetros separan las dos localidades situadas al sur del país. Ambas fueron unidas por una línea férrea en 1907 que entró en la irrelevancia y el desuso tras la inauguración del Canal de Panamá, apenas siete años después.

México está rehabilitando esa vía con el objetivo de movilizar 1,4 millones de contenedores de carga al año en el 2033, cuando el proyecto alcanzaría su plenitud, aunque para dentro de tres años ya se espera que mueva 300.000 contenedores anuales. Ya en diciembre se inauguró la línea para pasajeros.

Una fuerte inversión se está dando también en los puertos vinculados al proyecto. El de Salina Cruz se está preparando para poder fondear los mastodónticos buques Neopanamax, con un calado de 24 metros. Están también en avance otras vías que conectarán el corredor con el tren Maya y con el ferrocarril hacia al norte.

Parques industriales

En esos itinerarios serán construidos también una docena de parques industriales. Serán zonas especiales de inversión con beneficios fiscales. El Gobierno espera que supongan un desarrollo para el empobrecido sur del país.

Una parte importante de los expertos consideran esos parques industriales como la piedra fundamental del proyecto. Creen que es lo que diferencia a la vía mexicana de la panameña, permitiendo la transformación de las materias primas en el mismo corredor interoceánico.

El proyecto, eso sí, es un importante foco de controversia en México. Muchos alertan de sobrecostes y ha levantado ampollas en las comunidades indígenas que atraviesa.

Representantes de los pueblos originarios y grupos de activistas han denunciado graves irregularidades en el proceso de consulta previa. Un artículo del Pulitzer Center detalló graves casos de falsificación de firmas (podría llegar al 70 %, según otros informes) desde fallecidos, hasta una participación inflada e información insuficiente de sus impulsores.

Algunas comunidades han denunciado incluso persecución e ingreso del crimen organizado a través de un proyecto que, además, tiene fuertes riesgos aparejados. Como los grupos criminales que operan en la zona de paso y que podrían aprovechar su infraestructura. La confianza de las compañías de transporte y la consolidación de la zona como un hub logístico depende de las garantías físicas y jurídicas a las empresas y se podría ver afectada también por interrupciones en el servicio por conflictos sociales como sucede en otras vías del país. Todo ello supone un gran desafío para la presidenta entrante.