El abono de escarabajo que nació en alta mar

MERCADOS

XOAN CARLOS GIL

Verme Ditoso convierte la larva del escarabajo de la harina en un fertilizante orgánico rico en quitina y sin olor

20 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Áurea Carballo y Patricia Díaz se conocieron en el medio del mar. Fue hace dos décadas, entre las rachas de viento que zarandeaban y dirigían las velas de sus tablas de windsurf. Esa pasión forjó una larga amistad, «dende aquela, ata agora», precisan estas vecinas de Vigo, que a finales del 2022 crearon Verme Ditoso, empresa con la que transforman los excrementos de la larva del gusano de la harina en fertilizante orgánico, rico en quitina natural y carente de olor, ergo, perfecto para las plantas de interior y el urban farming.

«Haberá dous anos, dando as dúas unha volta en bicicleta polo monte, comezamos a comentar a posibilidade de facer algo relacionado coa terra, co campo, coa horta..», explica Patricia Díaz. Ambas tenían tradición agricultora en sus casas. Sus familias habían trabajado la huerta y ellas, ya radicadas en la gran ciudad gallega, querían reconectarse con esa tradición que las llevaba a recordar a sus abuelas.

Fue Áurea la que encontró el nicho de mercado en el que abrirse camino. Ocurrió tras conocer a un cliente de la empresa en que trabaja —como técnica de proyectos de ingeniería— y que dirigía una granja que se dedicaba a la cría de las larvas del Tenebrio molitor. Este insecto coleóptero, llamado comunmente como escarabajo de la harina, es mundialmente conocido porque durante décadas, sus larvas han sido utilizadas como alimento de reptiles, aves y cebo para la pesca. Debido a su alta concentración de proteína, en los últimos años han surgido diversos proyectos a nivel mundial para comercializarlo como comida para humanos, por ejemplo, en barritas energéticas que ya se encuentran en el mercado. Carballo y Díaz se plantearon otra pregunta: «Qué farán cos excrementos das larvas? Empezamos a investigar e vimos que tiñan un gran potencial como abono orgánico. Iso foi entre outubro e novembro do 2022, e a partir de aí todo foi unha voráxine», precisan las dos socias.

En diciembre, presentaron el proyecto en la aceleradora Business Factory Food —impulsada por la Xunta y promovida por Clusaga— y «grazas á BFF e ao noso mentor, Martin Códax, puidemos arrancar, xa que nos dotou dun mínimo de recursos para poder iniciar a nosa actividade e púxonos en contacto con empresas e institucións coas que colaborar», afirman. Desde aquel momento, certificaron la startup por la Empresa Nacional de Innovación (Enisa); y comenzaron a mover y a posicionar el producto en un mercado muy competitivo, especialmente debido a los abonos químicos que, lógicamente, son mucho más baratos.

Es por esta cuestión que se encuentran actualmente batallando para lograr la certificación ecológica, en lo que llevan meses enfrascadas: «Pensamos que reduce a incerteza do cliente e axudaranos a posicionar o produto dunha forma máis sólida como unha alternativa natural. Sabemos que a competencia é dura, pero apostamos por unha agricultura máis saudable e respectuosa co medio ambiente».

«Urban farming»

El foco está claro: Verme Ditoso busca captar a esa gente de las grandes urbes que en la última década ha comenzado a apostar por los huertos urbanos, lo que a nivel global se ha tipificado como el fenómeno del urban farming. Entre los fuertes del abono creado a partir de las larvas, destacan cuatro características: contiene quitina natural, compuesto que activa las defensas de las plantas frente a los ataques de insectos; no huele, lo que lo hace ideal para el cultivo de las plantas de interior; no caduca; y es de liberación lenta, de ahí que, una vez utilizado, su efecto permanece varios meses.

«Encargámonos de todo o proceso, dende a preparación do produto ata o labor comercial. Tamén traballamos no deseño e na comunicación da marca, así como na parte máis científica e administrativa para asegurar a calidade do noso produto», precisan las dos socias, que, una vez que salen de sus respectivos trabajos, dedican las tardes a Verme Ditoso.

La filosofía está clara: apostar por una agricultura más natural y por productos que faciliten ese gran reto que es la economía circular. Hasta ahí llegó la pasión de ambas por el windsurf.