Galicia debería mirar a Aragón

MERCADOS

Toni Galan | EFE

21 oct 2024 . Actualizado a las 12:26 h.

Aragón se ha convertido en uno de los grandes ejemplos europeos de cómo aprovechar las ventajas competitivas a nivel regional: un referente sobre cómo trazar una hoja de ruta, especializarse en un sector y sacarle el mayor provecho posible. Sus cifras de captación de inversión extranjera así lo evidencian. Fue Inditex hace más de dos décadas la que eligió esa comunidad para su centro logístico, y desde entonces han seguido su ejemplo otras grandes multinacionales: Amazon, Microsoft y ahora Blackstone, uno de los mayores gestores de inversión del mundo, que proyecta un centro de datos que regará la comunidad con 7.500 millones y 1.400 empleos. Aragón es el gran satélite logístico de Madrid, la desmesurada capital que ya no puede crecer más. Mientras tanto, Galicia debate sobre la conveniencia o no de instalar una celulosa, como si viviese en el día a día, sin pensar en un plan a medio y largo plazo. Eso es lo que sí hizo el norte de Portugal, que hace ya tiempo que nos pasó por delante. Porque aquí tenemos problemas que frenan nuestra competitividad regional y de los que se habla poco o casi nada: el minifundio portuario y aeroportuario en las infraestructuras de comunicación; una red interna de ferrocarril propia de otro tiempo (véase el lamentable caso de Ferrol en pleno siglo XXI), por no hablar del tráfico de mercancías (no de pasajeros) hacia la meseta; una comunidad que, aunque puntúa alto en el marco institucional, se caracteriza por una economía francamente limitada por la eficiencia de su mercado laboral y por el déficit de innovación; un sector exterior que vive de las rentas que generan dos gigantes industriales (la comunidad arrastra un gran déficit de empresas exportadoras) y un territorio en el que la clase dirigente, desde hace ya muchos años, está más pendiente de ganar las próximas elecciones que de abrir un horizonte mejor. Ahora que parece haber llegado la hora de los grandes pactos, habrá que sentarse a hablar de todo esto, porque el tiempo apremia. Y está el futuro en juego.