Automatizar para aislar nuestras finanzas del ruido que suena en el entorno
MERCADOS

La pregunta más repetida entre los clientes está centrada en estos días en los sucesos de Oriente Próximo. «¿Cómo puede afectar una posible escalada de la guerra a mis inversiones?», nos preguntan insistentemente a los asesores financieros con cara de preocupación. Los clientes temen un contagio de la guerra a los países limítrofes, que Irán entre en la contienda y acabe produciéndose un conflicto a gran escala y que, por lo tanto, asistamos a «la enésima vez que se acaba el mundo».
Es comprensible que la incertidumbre afecte a los clientes y se planteen si deben hacer cambios en la planificación de sus finanzas. Y es precisamente en estos momentos cuando los asesores financieros nos vemos obligados a trasladar esa tranquilidad que el cliente necesita y que realmente supone la forma más racional de afrontar cualquier problema que aparezca en el horizonte.
Y hablábamos anteriormente de «la enésima vez que se acaba el mundo» porque, como tenemos que recordarles a los clientes, cada año existen dos o tres momentos en los que todo apunta hacia un supuesto fin del mundo.
Efectivamente, cada cierto tiempo se produce algún evento sobrevenido que, acompañado por una avalancha de información, dispara las alarmas de los ahorradores. En los últimos 20 años, el número de eventos que nos podrían haber invitado a deshacer inversiones han sido muchos y muy variados. Sin embargo, como siempre remarcamos: en conjunto, la economía global ha seguido creciendo y progresando.
En estos momentos, todos los ojos están puestos en el Líbano, pero hace unos meses lo estuvieron en Ucrania, anteriormente en la quiebra de Credit Suisse o en la pandemia de covid, y así sucesivamente podemos retrotraernos de evento en evento hasta al principio de los tiempos. ¿Debe llevarnos este cúmulo de sucesos a cambiar la planificación de nuestros ahorros? ¿Debemos sucumbir al miedo, coger el dinero y salir corriendo?
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, una buena planificación de nuestro capital debe responder a los objetivos que la familia se plantea para el corto, el medio y el largo plazo. Es imprescindible contar con unos ahorros que sirvan de colchón para afrontar cualquier imprevisto, pero también elegir las mejores herramientas y productos para conseguir que esos objetivos puedan convertirse en realidad y, lo más importante, no dar volantazos. Pero ¿cómo podemos evitar que nos afecte la sobreinformación en un contexto en constante cambio?
En primer lugar, nuestro asesor financiero siempre puede resolvernos las dudas que nos surjan y nos ayudará a analizar si tenemos que hacer algún ajuste en nuestra estrategia o no. La mejor forma de entrar en una inversión es de forma fraccionada y gradual y eso quiere decir que, muchas veces, cuando el mercado esté en un momento de recesión, la mejor decisión puede ser seguir invirtiendo. Y eso nos lleva al segundo punto: dentro de la propia estrategia podemos establecer un sistema de aportaciones periódicas que, además, podemos automatizar.
Con la ayuda de nuestro asesor, es recomendable decidir qué decisiones relacionadas con nuestras finanzas podemos automatizar. Se trata de un sistema de defensa de nosotros mismos, de nuestros impulsos emocionales, que pueden llevarnos, por desconocimiento o alarma, a tomar decisiones que nos perjudiquen.
Está demostrado que no hay nada peor para los ahorros que actuar en función de sucesos concretos, tanto negativos como positivos, en lugar de mantener la estrategia planificada previamente. Y es que el comportamiento y la afectación de las emociones en las decisiones económicas están ampliamente estudiadas y cuentan incluso con dos premios Nobel de Economía: Daniel Kahneman, autor de Pensar rápido, pensar despacio, y Richard. H. Thaler, impulsores de la conocida como economía conductual.
Ambos estudiosos, curiosamente del mundo de la psicología y no de la economía, analizaron los sesgos que nos llevan a tomar decisiones basadas en la emoción, y no en la razón. El miedo en un momento determinado puede llevar a alguien a deshacer posiciones que le hagan perder dinero y romper toda una dinámica de ahorro establecida hace años. Pero también la euforia puede llevar a tomar decisiones que tampoco son las más idóneas para la economía familiar. Cabe recordar que el 70 % de los ganadores de algún sorteo de lotería terminan arruinados en cinco años, según un estudio publicado por la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).
El miedo o la euforia, en ocasiones, nos hacen tomar decisiones de forma precipitada, cayendo en las trampas de nuestra mente, los llamados sesgos, que nos traicionan y nos hacen malinterpretar la información, lo que nos lleva a tomar decisiones poco meditadas y, lamentablemente, en muchos casos equivocadas.
El dinero tiene miedo es una comedia de Pedro Lazaga, de 1970, que contaba con el recordado Tony Leblanc como protagonista. Y es, además, una afirmación que se pone de nuevo de actualidad en cuanto surge algún problema que nos devuelve a la incertidumbre. En cualquier caso, el asesoramiento de un profesional y los automatismos son las mejores opciones para evitar que las emociones provocadas por el ruido del entorno tengan un impacto negativo en nuestra planificación financiera.
Los acontecimientos bélicos del momento—en la imagen una columna de humo tras un bombardeo— no deberían alterar la planificación de los ahorros | europa press
IVONNE POUSA Y DAVID RODRÍGUEZ
FAMILY BANKERS DE BANCO MEDIOLANUM
IVONNE POUSA Y DAVID RODRÍGUEZ
FAMILY BANKERS DE BANCO MEDIOLANUM