Michelin atraviesa un año difícil con la ralentización del mercado de vehículos nuevos y ha anunciado que cierra dos de sus fábricas francesas, en Vannes y Cholet, que emplean a 1.254 personas. «El hundimiento» de las ventas, así como la «degradación de la competitividad de Europa» justifican la medida y el directivo Florent Menegaux ha prometido que no dejarán «a nadie en la cuneta» y crearán al menos tantos empleos como los que se supriman en Francia. El primer ministro, Michel Barnier, ha pedido explicaciones sobre qué han hecho «con el dinero público que les hemos dado» en referencia a un crédito fiscal a la investigación de 55 millones de euros. Michelin ha respondido que ese crédito ha servido para repatriar actividades de I+D de Japón y EE. UU. a Francia.