Aguardientes de Galicia, fundada en 1992 y propiedad del grupo Bardinet desde 2012, celebra el Premio Alimentos de España a la Mejor Bebida Espirituosa y se reivindica como valedora de una cultura y una forma de vida
18 nov 2024 . Actualizado a las 10:43 h.Aguardientes de Galicia S. A., una destilería y envasadora de productos destilados con sede en Vedra, fue fundada en 1992 por un grupo de amigos y empresarios que decidieron «generar una destilería (legal) para dar cabida a una realidad local», la de los cientos de aguardenteros de la zona del río Ulla. «En 1980, en toda Galicia, había unos 25.000 destiladores censados, y esta sigue siendo la comarca con más destiladores de España, con casi cuatro mil licencias (la mayoría para consumo doméstico, con producción limitada), de las que solo una veintena cuentan con código de actividad y establecimiento (CAE)», es decir, con un carácter industrial. Así lo explica Miguel Ángel Gómez González (Santiago, 48 años), gerente y maestro destilador de la sociedad en la que hizo las prácticas durante sus estudios de enología y de la que ya nunca se ha ido.
Dos años después, en 1994, nació Vedra del Ulla, el aguardiente de orujo elaborado en la planta de San Pedro de Sarandón que ha sido distinguido este año (en su treinta aniversario) por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con el Premio Alimentos de España a la Mejor Bebida Espirituosa, ex aequo a Pacharán Navarro Basarana Etiqueta Negra. El galardón responde «al arraigo local, el uso de materias primas tradicionales, el esfuerzo en comercialización y exportación, y la inversión en investigación y desarrollo». «No es un premio más, nos hace mucha ilusión y nos refrenda en el sector (frente al vino o la cerveza). Somos patrimonio y cultura, pertenecemos a un entorno y formamos parte de un paisaje a muchos niveles», defiende el gerente.
En el 2006, el grupo Bardinet, fabricante de bebidas espirituosas desde 1857, compró parte del accionariado de la empresa de Vedra, y en el 2012 se hizo con la propiedad. Para Gómez González, que lleva seis años elaborando el Vedra del Ulla (antes había escrito el libro Aguardiente de orujo, historia de sus orígenes y evolución), «si The Macallan es la joya de los whiskies en Europa, este sería el Macallan de los orujos». En el reglamento europeo de bebidas espirituosas, el aguardiente de orujo, orujo o marc figura en la categoría seis. Entre los requisitos que debe cumplir, destaca que «se produce exclusivamente con orujos de uva fermentados y destilados [...] y el grado alcohólico volumétrico mínimo será de 37,5 %».
La primera singularidad del Vedra del Ulla radica en que «está hecho con variedades (de uva) híbridas, algo anómalo, puesto que en Europa se permiten para destilar, pero están prohibidas para vinificar, salvo para consumo doméstico», recalca Gómez González, un referente en el ámbito de la destilación en España. Subraya que esas variedades híbridas que se cosechan en el entorno del Ulla, desechadas para elaborar vino por su acidez, «tienen unos compuestos aromáticos distintos de las viníferas, a fresa ácida, pétalo de rosa... son muy aromáticas, muy embriagadoras...». Otra peculiaridad es que se obtiene a partir de la destilación de las partes sólidas de la uva (el bagazo), que compran a decenas de pequeños productores locales: «Para nosotros el subproducto es el vino, lo que me importa es el orujo [o bagazo], que sea fresco, espectáculo...». Cita otro factor que distingue a este aguardiente, «el sistema de destilación, italiano, único en España, una joya, artesano, en el que se hacen las grappas [el aguardiente de orujo del Valle de Aosta, al noroeste de Italia]». Producen apenas 2.500 botellas de esta bebida al año, la mitad se canaliza a través del Club del Gourmet de El Corte Inglés y el resto va directamente a la alta restauración.
Las 23 ginebras que producen llegan a los Países Bajos, Australia o Estados Unidos
En las instalaciones de Aguardientes de Galicia S. A. se elaboran 120 productos distintos, entre ellos 23 tipos de ginebra, que se venden en toda España, pero también en Australia, Estados Unidos, Países Bajos o Portugal. «Estamos muy especializados en productos ad hoc, para una persona que nos pide un desarrollo de una fórmula determinada, pero también jugamos con la gran industria. No tenemos ningún complejo en hacer cosas más básicas. Hay demandas diversas, distintos tipos de clientes y exclusividades», precisa el gerente. Aparte de las entre 25 y 30 marcas propias, también destilan ginebras y envasan vodka, whisky o ron que se comercializan en las cadenas de alimentación Gadisa o Froiz con marca de distribuidor; y para algún hipermercado producen ginebra de marca blanca. «Hacemos productos para nosotros y para la competencia», resume Gómez González.
«Un sector complicado»
El maestro destilador (o poteiro) de Aguardientes de Galicia S. A. insiste en que el suyo «es un sector complicado económicamente». «El impuesto especial [sobre el alcohol y bebidas alcohólicas] nos grava mucho», señala. El tipo impositivo es de cero euros en el caso del vino, varía en función de la graduación para la cerveza y alcanza los 958,94 euros por hectolitro de alcohol puro en los destilados. «Llegamos al cliente, desde el origen, con casi un euro más que el vino o la cerveza, y esa diferencia hay que multiplicarla porcentualmente para todos los intermediarios (el margen del distribuidor, el transporte, el local final de venta...)», detalla. «Todos vendemos 19 gramos de alcohol por unidad de consumo (sea cerveza, vino o destilados), pero cuando se habla de cerveza se habla de fiesta, playa, diversión, amigos, conciertos, alegría...; cuando se habla de vino, se habla de cultura, patrimonio, gentes, viña...; y cuando se habla de nosotros la mayoría piensa en el alcoholismo. Estamos castigadísimos por todos, pero también pertenecemos al patrimonio, la cultura y una forma de vida», reivindica.