El precio del cacao amarga la Navidad

MERCADOS

EMMANUEL ADEGBOYE | EFE

Los preciados granos que sirven para producir el chocolate han subido más de un 50 % en las vísperas de estas fechas festivas y los expertos apuntan a que seguirán en este rali alcista

29 dic 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Turrones, panetones, polvorones… Los dulces navideños que estos días pueblan las mesas de casi todas las familias españolas vienen con un cierto regusto amargo este año. Porque, si bien es cierto que la inflación generalizada ha hecho mucha mella en todos los ingredientes que conforman la receta de estos postres llevando a que los precios en los lineales de los supermercados suban de manera vertiginosa en las últimas épocas navideñas, hay uno en concreto que está experimentando su particular tormenta perfecta. Es el cacao, que en las semanas previas al inicio de las fiestas ha visto cómo su precio escalaba más de un 50 % con respecto a solo hace un mes. Así, tal y como revela un reciente informe de los economistas de la aseguradora Coface, en diciembre el precio por tonelada de los granos de este manjar alcanzaron su nivel más alto en seis meses, superando los 10.000 dólares (9.599 euros) por tonelada.

«Los precios del cacao vuelven a subir tras varios meses de descensos en los mercados. Esta subida, derivada de los desequilibrios estructurales entre la oferta y la demanda, se acentúa durante el período festivo, con peticiones crecientes para cumplir los contratos existentes», explica Simon Lacoume, analista sectorial de Coface.

No es esta la primera vez que el cacao experimenta un rali alcista. Ya a comienzos del 2024, el precio de los granos de cacao subía un 135 % solo durante los tres primeros meses y volvían a rozar los registros actuales. Así, al inicio de la primavera, la tonelada de cacao superaba los 10.000 dólares en el mercado de futuros de Nueva York, lo que suponía por aquel entonces pulverizar todos los récords anteriores y marcar el mayor precio de toda la historia. Para entender la magnitud del problema, en las mismas fechas del 2023, la misma cantidad de esta materia prima se pagaba a unos 2.700 dólares (2.591 euros).

Al mismo nivel que el cobre

Los números alcanzados a lo largo del 2024, llevaron al cacao a compararse de tú a tú con metales de la talla del cobre, uno de los más demandados en un momento en el que esta materia prima se ha convertido en base para el despegue del coche eléctrico. Y, por sorprendente que parezca, la cotización del dulce grano se llegó a encontrar por encima de la del metal en más de una ocasión a largo de este ejercicio.

Detrás de esta crisis que está avasallando al mercado del cacao se encuentra la ley más básica que rige las normas del mercado: la de la oferta y la demanda. El primer factor, el de la oferta, lleva inmerso en un terremoto que parece no tener fin a corto plazo. Para entender la dimensión del problema, no hay más que analizar la situación en la que se encuentra la producción. Tan solo cuatro países copan el 75 % de la cosecha mundial y principalmente se sitúan en la zona de África Occidental. Costa de Marfil y Ghana, por ejemplo, representan el 58 % de la producción y aquí reside gran parte del problema: «Ambos países han sufrido recientemente condiciones climáticas desfavorables, lo que ha provocado un descenso de la producción que no cubren otros países productores», explican los expertos de Coface.

Y mientras una de las variables de la fórmula del mercado cae, la otra, sobre todo en estas fechas, sube de manera exponencial. Al mismo tiempo que ha caído sustancialmente la oferta, la demanda mundial sigue creciendo. Sobre todo a este lado del mundo, en Europa y América del Norte, que consumen casi el 50 % del cacao que se produce en todo el globo. Pero las cosas se empiezan a complicar más con la entrada de otros agentes que tienen gran potencial de demanda: «El consumo también crece en los mercados emergentes como Asia, Oriente Medio y Sudamérica, a pesar de la subida de los precios», explican desde Coface, que ponen sobre la mesa un dato que puede dar cuenta del agujero que se está creando: «Durante la campaña del 2023 y el 2024, el déficit de oferta representaba más de 400.000 toneladas. Este déficit podría seguir creciendo en el 2025». Es decir, si en este año que termina, los consumidores demandaban 400.000 toneladas de cacao más de las que los campos productores son capaces de cosechar, todo apunta a que, en el próximo ejercicio, esa cifra seguirá en ascenso.

Los vaticinios de los expertos de Coface apuntan hacia un desequilibrio que se mantendrá a lo largo de los próximos meses: «La escasez de producción en Costa de Marfil y Ghana, unida a la creciente demanda para cumplir los contratos existentes, están acentuando la subida de los precios. El desajuste estructural entre existencias y solicitudes sugiere que, a medio plazo, las tarifas del cacao se estabilizarán en un precio de equilibrio sensiblemente superior al de años anteriores y, muy probablemente, próximo a los 10.000 dólares americanos por tonelada». Es decir, tendremos crisis para rato.

Las tensiones arrastran a gigantes europeos

Los altos precios del cacao están derritiendo los bolsillos de los ciudadanos, que en fechas como estas (pero también en el resto del año) se han visto abocados a incrementar sus esfuerzos económicos para poder paladear una pequeña onza de chocolate.

Pero no son los únicos damnificados. Las cuentas de resultados de algunas de las grandes chocolateras llevan varios meses fundiéndose. En plena primavera, algunos gigantes como Hershey o Mondelez anunciaban que estaban estudiando seriamente la posibilidad de aplicar un importante incremento de precio a sus productos para tratar de hacer frente a la escasez de cacao, una advertencia que les provocaba algunos castigos en los parqués.

Las industrias de transformación del cacao llevan varios meses analizando al dedillo el clima de África Occidental, conscientes de que la lluvia de aquellos lugares supondrá un desahogo (o no) para sus cuentas. Tal y como explican desde Coface, esta industria transformadora está dominada básicamente por Europa, con dos países claramente a la cabeza: Alemania y los Países Bajos: «Cuatro empresas controlan dos tercios de la capacidad mundial de molienda, y lo mismo ocurre en el mercado minorista de confitería», explican los analistas de la aseguradora de crédito, quienes además destacan que esta conglomeración mantiene en gran parte las presiones inflacionistas: «Esta concentración dificulta la entrada de nuevos actores en el mercado y refuerza la división entre el norte y sur en la cadena de valor».

Las fábricas y los gigantes encargados de transformar los preciados granos en dulces tabletas, bollos y demás dulces se verán terriblemente afectados si las tensiones en la oferta se prolongan demasiado en el tiempo: «Siguen dependiendo de unos pocos países proveedores. La consolidación de la industria ha llevado a la formación de gigantes de la transformación, cuyas inversiones solo se amortizan cuando la capacidad de producción se utiliza plenamente. Aunque la escasez de materias primas se considera un riesgo de baja probabilidad, su impacto potencial en la industria podría ser profundo», resumen.