
El coruñés Víctor Barros trabajó durante años en Galicia. Ahora, en Dublín, siente que ha encontrado un sitio en el mundo laboral que le satisface
13 jun 2020 . Actualizado a las 16:34 h.Nacido en A Coruña hace 33 años, Víctor Barros vivió la crisis en su propia piel. Después de pasar por la formación profesional, estudió Relaciones Laborales y Recursos Humanos en la UDC. Un ciclo que ha cerrado recientemente con su trabajo en el portal de empleo Indeed en Dublín. Allí lleva cinco años.
«La verdad que la gente de mi generación lo ha pasado relativamente mal en la búsqueda de empleo y para encontrar una primera oportunidad en el mercado laboral. Somos la generación mejor preparada, pero la que más ha sufrido un porcentaje alto de desempleo», comenta.
En Galicia trabajó vendiendo promociones en una gran superficie durante un mes. Después, en la asesoría familiar casi nueve años mientras estudiaba. «Recuerdo que durante la crisis hubo momentos duros. Vivimos en primera persona como muchas empresas mermaban su negocio o llegaban incluso a desaparecer».
Dejar España era algo que llevaba un tiempo en su mente: «Cuando llegué a Dublín, no fue complicado encontrar trabajo, a pesar de tener un nivel de inglés casi inexistente. Mi primer empleo fue en una conocida firma de ropa gallega. Meses después di el salto al departamento de ventas para el mercado español. Cualquiera con afán de superación puede crecer laboralmente a un ritmo que España no ofrece». En Irlanda, el salario mínimo es el segundo más alto de Europa, aunque el coste de la vida va aparejado. «Una habitación individual antes del covid estaba sobre los 1.000 euros. Esto es debido a la cantidad de gente que ha venido por trabajo y la poca vivienda disponible. Es más complicado encontrar alojamiento que trabajo». Un trabajo del que se siente muy satisfecho. «Aprecio cómo se valora al empleado. ¡Quién me iba a decir que trabajaría en una compañía como esta! Tengo el corazón dividido. Quiero aprovechar las oportunidades y el crecimiento personal, pero a veces la morriña es insoportable. Es duro ver cómo pasan los años lejos de la familia y los amigos», comenta Víctor.