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Desde hacía varios años trabajaba a las órdenes de la familia Carreño, propietaria del Divina del Mar, que le tenía un gran cariño. Uno de sus excompañeros se mostraba ayer abatido pues aún no se podía creer lo que le había pasado a Pichón.
José Carlos García, quien dejó el barco hace un mes para dedicarse a los estudios, comentaba nada más conocer la noticia que el fallecido era una gran persona y un excelente compañero. Recuerda las interminables jornadas a bordo del Divina del Mar en las que José Manuel Castelo era el gran animador de las travesías que hacían, principalmente cuando acudían a la costera de la anchoa. «Sempre tiña un sorriso para todos. Era moi alegre e intentaba que todos o levaramos o mellor posible».
