Fallece Cesáreo Otero Vilar, un hombre bueno, gran médico y compostelanista de corazón

MANOLO FRAGA SANTIAGO / LA VOZ

OBITUARIOS

SANDRA ALONSO

El cirujano plástico fue directivo de la Sociedad Deportiva Compostela

15 mar 2024 . Actualizado a las 18:46 h.

Muy buena persona, gran hombre, gran médico y gran compostelanista. Son los comentarios que brotaban del corazón de las personas que se acercaban a testimoniar su pésame a la familia; los mismos que pueblan las redes locales. Cesáreo Otero Vilar, natural de Laraxe-Cabanas, cruzó su meta a los 74 años.

Era un médico de los de antes, de los que escuchan no solo al paciente, sino a la persona; de carácter afable; de actitud generosa; de conversación demorada y de vocación profesional y ciudadana a partes iguales.

Compañero de estudios en la facultad de Ghaleb Jaber Ibrahim, el que me dio la triste noticia, el doctor Otero, que era cirujano estético, aprendió y se formó con los maestros de la llamada «fonte limpa» de Compostela; entre ellos, Augusto Villanueva, al que también lloramos tras su óbito reciente, y Jacobo Máiz Bescansa, su referente.

El fútbol, que practicó como veterano hasta bien entrado en años —El Quijote fue su equipo de referencia—, ocupó un lugar preponderante entre sus aficiones. Directivo de la S.D. Compostela, donde además de remar también había que poner, disfrutaba comentando jugadas y partidos con el buen ojo clínico que Dios le dio. ¡Y qué cenas-tertulia cada semana en el desaparecido restaurante Chipén de la calle Alfredo Brañas, rodeado de otros colegas y amigos!

Hijo de labradores, estudió siempre con beca y «mucho», pero también supo «vivir la ciudad», tal como le dijo a La Voz hace años, además de confesarse «moi neneiro».

Amalia, con la que Cesáreo haría cincuenta años de matrimonio muy pronto, escuchó de sus labios que había tenido una vida «muy feliz». Muchos lo echaremos de menos, pero su memoria permanecerá. Como la de los hombres buenos.