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El Obra suda hasta el último segundo para conquistar la Copa Galicia

ANDAR MIUDIÑO

Emilio Moldes

Remontó ante el Breogán ocho puntos en el último cuarto

26 sep 2017 . Actualizado a las 15:54 h.

El Obradoiro, con la baja de última hora de Radovic por unas molestias físicas, conquistó su octava Copa Galicia consecutiva, 75-71, ante el Breogán, en una final en la que tuvo que sudar y porfiar hasta el último segundo, exigido por un Breogán muy compacto. La primera mitad resulto más reñida e igualada que vistosa. El conjunto compostelano se encontró con un rival muy serio que no le dejó sentirse cómodo en ningún momento,  amparado en una muy buena actividad defensiva, especialmente sobre los lanzadores. Tan es así que en el los diez minutos iniciales, salvo un triple de Thomas, todos los puntos santiagueses llevaron la firma de los pívots.

Los lucenses quizás pagaron esa atención a la columna exterior, una circunstancia que corrigieron en el segundo cuarto. Pero entonces, aunque sin continuidad, asomaron los triples del Obradoiro, dos de Simons y dos de Corbacho. El colectivo de Moncho Fernández se fue al descanso con una renta favorable de dos puntos, si bien en el partido de las sensaciones pintaba mejor para un Breogán que jugó con más continuidad y mucho aplomo para buscar la mejor opción de tiro, ya fuese dentro o fuera, sin precipitarse, sabiendo buscar las grietas en la defensa del Obra. La pareja de cuatros que forman Demetrio y el recién llegado Cigoja promete. Al menos en Marín dejaron el sello de jugadores que conocen el oficio y pueden hacer daño de diferentes maneras. Y con Salva Arco en la pista, siempre habrá una amenaza a poco que encuentre la inspiración. Suele ser el caso cada vez que se mide al Obradoiro.

De vuelta de los vestuarios, el choque siguió por el mismo cauce, a pesar de que un par de triples seguidos de Thomas parecían poner al colectivo de Moncho Fernández en mejor disposición. Fue un espejismo, porque el Breogán no se inmutó y cerró el tercer cuarto con un parcial 0-9 que lo ponía ocho arriba gracias a su energía, que hizo muchos estragos para conseguir segundas opciones. Ni Sabat ni Pozas terminaban de ponerle al partido la marcha que mejor le convenía al Obradoiro y Moncho Fernández optó por poner el timón en mano de David Navarro para afrontar el último cuarto.

Mejoró el nivel defensivo, que hasta ese momento había sido muy bajo, y por ahí empezó a fraguar la remontada, con Llovet asumiendo galones y protagonismo. Su trabajo debajo de los dos aros resultó impagable. El Breogán perdió fluidez y se quedó sin esas segundas opciones que tantos réditos le habían reportado. Y cuando el partido se puso más incierto, Thomas reapareció con un par de triples que relanzaron al Obradoiro. Empató el partido a 69 a falta de dos minutos. Los lucenses pagaron también en este último cuarto su mala tarde en los tiros libres. En los ataques finales solo pudo anotar por mediación de Uriz, en una acción individual. Y a falta de quince segundos, después de que Llovet pusiese el 73-71 tras una falta personal, los lucenses perdieron el balón en el saque de banda y Bendzius certificó la victoria.