El electricista afirma que desde el 2001 se llevó dinero de la caja fuerte de la catedral porque otros también lo hacían

La Voz

CULTURA

14 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Además de confesar que robó el Calixtino, Manuel Fernández Castiñeiras también ha admitido en sus declaraciones haberse llevado dinero de la caja fuerte de la basílica compostelana. Ahora bien, no desde que empezó a trabajar en el templo, hace 25 años, ni tampoco desde hace dos décadas, como creía la policía. Él solo reconoce que empezó a retirar dinero de los donativos y limosnas desde el 2001, fecha que estaría apuntada en los diarios en los que anotó todo lo que iba sustrayendo y que están siendo una guía muy útil para la investigación.

Lo que no acepta Fernández Castiñeiras es que él haya robado ese dinero. Alega que lo hurtó o se apropió indebidamente de él. Ha relatado que tenía una llave de la caja fuerte y que no la consiguió de una manera ilegítima, sino que le fue entregada de la misma manera que a otras personas, que también la tenían y que, según ha afirmado, también se llevaban dinero.

Descontrol absoluto

De hecho, esta es su justificación. Que como había más personas que se llevaban dinero de la caja fuerte, él también empezó a hacerlo. La descripción que ha hecho el ladrón confeso del Códice de la forma en la que la catedral custodiaba el dinero que recibía de los cepillos y otros donativos es de un descontrol absoluto.

Según Fernández Castiñeiras, no se seguía una contabilidad adecuada del dinero que era depositado en la caja fuerte. Los billetes quedaban allí durante días sin ser contabilizados, lo que hacía posible que tanto él como otras personas se llevasen dinero. Así fue como él habría empezado a sustraer dinero. No por venganza contra el deán ni para cobrarse una deuda impagada, sino porque, asegura, se limitaba a imitar una actitud de otros. Empezó llevándose cantidades pequeñas que, con los años, fueron aumentando.

El caso del robo del Códice y su variante en los robos de dinero en la catedral girará desde el punto de vista jurídico sobre si Fernández Castiñeiras robó, como por el momento sostiene el fiscal, o hurtó. Es decir, si tenía una llave legítimamente obtenida o no. La diferencia es sustancial. El hurto normalmente no acarrea pena efectiva de prisión y el robo sí.