Love of Lesbian: «En el 2015 no tocaremos en directo así que este año vamos a liarla en cada concierto»

CULTURA

CEDIDA

El accidente de Angrois provocó la suspensión del concierto que tenían previsto ofrecer en julio en Castrelos. El grupo salda esta noche su deuda con Vigo

21 feb 2014 . Actualizado a las 18:52 h.

¿Para qué empeñarse en calificarlos o clasificarlos? Love of Lesbian han demostrado con sobrada solvencia ser maestros en eso de las «maniobras de escapismo». Y para 2015, advierte Santi Balmes, preparan otra.

-Supongo que la memoria de las víctimas de Angrois seguirá, de algún modo, presente también en este concierto...

-Sí, es evidente. En julio suspendimos el concierto porque no había ganas de tocar, la verdad. No era oportuno salir a hacer el payaso en aquellas circunstancias. Había que respetar el silencio y el dolor de la sociedad gallega.

-Su último trabajo, «La noche eterna. Los días no vividos» son en realidad dos discos muy diferentes entre sí. ¿Cómo reflejan eso en los directos?

-Hacemos dos partes claramente diferenciadas, por no volvernos esquizofrénicos. La primera tiene una línea literaria y lírica tirando hacia la melancolía y el desamor. Y a partir de ahí, de todo lo que te he explicado, olvídate, porque ahora vamos a hacer una celebración a la vida.

-En sus dos últimos discos hay mucho de estriptís emocional. ¿Se ahorra una pasta en psicoanalistas?

-Pues sí [se ríe]. Pero en mis letras también hay parte de fantasía. La realidad contada sin nada de imaginación no acabaría de ser del todo arte. Pero es cierto, algo me he ahorrado, aunque no todo. A veces se sigue necesitando de un especialista.

-¿Han pagado un peaje muy alto por haber dado el salto al «mainstream»?

-No, el grado de erosión no ha sido muy elevado. Seguramente porque nosotros no nos hemos movido del punto en el que estábamos. Lo que han cambiado han sido los tiempos, pero nosotros no.

-En cualquier caso, su actitud tan descaradamente lúdica y gamberra contrastaba con la que imponían otros grupos de referencia.

-Nuestra puesta en escena tiene únicamente que ver con el carácter real de la gente que forma el grupo. Yo creo que la vida, como la música, es estereofónica. Y tiene que haber momentos de todo. Lo que me da mucha rabia es esa pose de «bueno, voy a tocar, pero no me vais a entender». Por eso nunca nos sentimos identificados, por ejemplo, con el shoegaze.

-¿No tienen la sensación de que cada vez se parecen más a John Boy?

-Pues sí, ya hace tiempo que advertimos que la paradoja de esa letra ha sucedido también algunas veces con nosotros. Es algo así como lo de El retrato de Dorian Gray.

-Juegan con la ironía y con el humor, pero también con la reflexión no exenta de crítica.

-Bueno, nosotros no somos para nada un ejemplo de moralidad absoluta, pero tampoco nadie tiene que votarnos. La ventaja del músico es la del loco. Que señala y critica al poder, pero dicho con cierta gracia consigue que la gente piense sin que a él le corten los huevos.

-De momento están de gira por teatros pero pronto empezarán la temporada de festivales. ¿Cómo se presenta este año?

-Bien. Y la afrontamos con el objetivo de liarla. No vamos a dar pábulo a la tristeza. Como en el 2015 no tocaremos en directo vamos a hacer de cada concierto una especie de despedida de soltero.

-Lo cierto es que en el panorama de los festivales nacionales hay una especie de «cartel titular» que se repite en casi todos. ¿No hay renovación a la vista?

-Sí que van apareciendo algunos grupos. Este año tenemos a León Benavente o a Izal. Pero es cierto que somos un poco repetitivos. De hecho, casi te diría que en el 2015 desapareceremos de la escena un poco por eso, para que el público nos eche de menos.

-¿Qué opina de la presencia de Raphael en el cartel del Sonorama?

-¡Ah!, me parece muy bien. Yo iré a verlo, de público. Hombre, siempre se tiene esa sensación de que se está jugando un poco con el moderneo, pero me parece guay porque Raphael es uno de los grandes. No me parece una boutade ni, desde luego, un escándalo.

-Hablando de grandes. Vienen a tocar a Vigo, ciudad adoptiva del recientemente desaparecido Germán Coppini. Siempre he tenido la sensación de que debió de ser una gran referencia para usted...

-Sí que lo fue, absolutamente. Coppini fue uno de los letristas más interesantes para mi generación. Cuando empezabas en esto y buscabas una referencia, como por ejemplo en Inglaterra podría ser Morrissey, aquí la primera pista era él. Germán Coppini fue una persona que a mí me abrió mucho los ojos. Yo no lo conocí personalmente pero de alguna forma siento como si un día me hubiese dicho «chaval, esto se puede hacer así».