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La nueva vida de Dani Benítez

antón bruquetas FERROL / LA VOZ

OPA RACING

JOSÉ PARDO

Hace casi tres años desde que su positivo por cocaína lo situó en la primera línea informativa, pero ahora vuelve a disfrutar con el fútbol en el Racing de Ferrol

12 dic 2016 . Actualizado a las 16:18 h.

Hay en su mirada, en su forma de responder, un poso de tranquilidad como si hubiese digerido todos los problemas de la mejor forma posible, como si no le importase someterse a juicio, porque su conciencia está en calma. Cuesta ver en él a aquel chico impulsivo que se fue a por el árbitro Clos Gómez al final de un partido entre el Granada y el Real Madrid. O al que en un control antidopaje el 16 de febrero del 2014, después de un partido contra el Betis, dio positivo por cocaína. A Dani Benítez (Lloseta, 1987) le tocó pagar por aquel error una de las multas más severas que se le podía imponer: despedirse de la élite del fútbol. Dos años de sanción y adiós a un contrato millonario. Tenía 26 y era una de las sensaciones de Primera. Sus piernas encerraban eso que a los directores deportivos les cuesta tanto encontrar: talento y desborde. Ahora los aficionados del Racing de Ferrol, su equipo desde el pasado verano y donde ha comenzado a deslumbrar, se recrean contemplando vídeos de cómo su nuevo ídolo un día volvió loco a gente de la talla de Dani Alves.

«No te voy a engañar. Yo también echo la vista atrás muchas veces... no te voy a engañar... no como algo negativo, sino para recordar los momentos bonitos que viví». Habla en el túnel de vestuarios de A Malata, un escenario humilde comparado a los que acostumbraba a manejar hace relativamente poco tiempo, pero donde lo han acogido «como en casa». Sin embargo, a Dani Benítez le costó arrancar. La inactividad, el estar apartado del deporte profesional, hizo que su cuerpo se resintiese cuando tuvo que volver a exprimirlo. Todavía le cae el sudor por la frente y sus compañeros van goteando hacia las entrañas del estadio y prosigue la conversación. «No es que te duela todo el cuerpo, es que simplemente no puedes seguir, terminas siempre cargado. Hasta que los músculos no cogen fuerza...», explica. «Al principio sufría por la gente, porque no podía ayudar al equipo y sabía que solo era cuestión de tiempo... Jugué los dos primeros partidos y ya me rompí... era consciente de que había que tener paciencia», incide.

El Racing también estaba pasando por un momento delicado -y todavía, aunque es duodécimo, no ha acabado de abandonar ese pequeño calvario-. Un equipo edificado para tratar de pelear por alcanzar la Segunda División transitaba por la clasificación a un palmo del descenso. La recuperación de Dani Benítez fue como una inmensa bocanada de aire. Nadie duda de que su calidad sobrepasa con creces la de la Segunda B. Su primera gran exhibición fue ante el filial del Osasuna y, a partir de ahí, una detrás de otra. Frente al Coruxo su sociedad con Joselu desembocó en una goleada que puso en pie a A Malata.

Su fichaje parecía una apuesta tremendamente arriesgada, pero si continúa en esta línea, si las lesiones lo respetan, la historia de Dani Benítez se puede convertir en un canto a las segundas oportunidades. «He aprendido mucho de mis errores, de las cosas que he hecho bien y que he hecho mal en la vida. Me han servido para ser mejor. Es parte del proceso de aprendizaje», recalca.

«Sueño con volver algún día a Primera», indica

Su día a día se resume en ese viaje que hace cada mañana desde su casa en la parroquia de O Seixo, en el Concello de Mugardos, hasta el estadio para ponerse a las órdenes de Miguel Ángel Tena, el técnico del Racing. Mata el tiempo libre yendo a pescar, una de sus aficiones preferidas, o juntándose con los compañeros de equipo. Ya nadie se le pega por el dinero y en ese proceso de maduración que han sido esos años varado en la grada ha sabido distinguir entre los amigos de verdad y a quienes solo les interesaba su cuenta corriente: «Te coge joven y se acerca gente con la que nunca te deberías juntar, pero no creo que solo le pase a los futbolistas, también a los empresarios que ganan mucha pasta... En mi caso, ahora afortunadamente todo es distinto».

En Segunda B se cobra lo justo. Su sueldo de toda esta temporada era lo que en Granada ingresaba en un solo mes. «Si estoy aquí -dice- no es por dinero. Me podría haber quedado en Mallorca, donde tengo el negocio [de alquiler de coches] y habría tenido una vida también acomodada. Pero no quería eso, quería intentar volver a disfrutar del fútbol... mi vida es el fútbol... y siempre tienes la ilusión de volver a dar otro pasito». ¿Sueña con volver a Primera? «Sé que es muy difícil. Tengo 29 años y pegar un salto desde Segunda B a Primera es muy complicado, pero, como decía antes, lo voy a intentar, le voy a poner todas las ganas del mundo. Si no lo intentase, no sería yo», recalca el futbolista, que agradece al Racing que haya confiado en él, en su deseo de crecer, para reforzar la plantilla.

La lámina de agua de la ría de Ferrol, sobre la que se precipita O Seixo, permanece estos días en reposo. Una leve ráfaga de viento agita la superficie del mar como si todo ese sosiego fuese una metáfora perfecta de en lo que parece haberse convertido Dani Benítez desde que aterrizó en Ferrol.