Jon García, de cachorro de Lezama a rey en el norte: «Me debo al Racing, que apostó por mí cuando más lo necesitaba»

Elba de la Barrera Agulló
Elba de la Barrera FERROL / LA VOZ

OPA RACING

Jon García en el campo de A Malata antes de una sesión de entrenamiento.
Jon García en el campo de A Malata antes de una sesión de entrenamiento. JOSE PARDO

El central pisa fuerte en su regreso al fútbol profesional ocho años después y tras dos roturas del ligamento cruzado de la rodilla

03 oct 2023 . Actualizado a las 22:38 h.

El cachorro de Lezama Jon García Herrero (Vizcaya, 1991) descubrió su pasión por el balompié en el patio del colegio. La mejor escuela para, a base porterías improvisadas y jugadas épicas que otorgan galones para ser capi de uno u de otro, forjar el carácter de un león cuyo rugido vuelve a resonar en el fútbol profesional tras casi una década en la que las lesiones no lograron hacer mella en el zaguero que en su vuelta a la élite se erige, emulando al homónimo personaje de la archiconocida serie Juego de Tronos, como rey en el norte e indiscutible comandante de la retaguardia del Racing Club Ferrol.

—Después de dos roturas del ligamento cruzado en la rodilla derecha regresa al fútbol profesional, ¿cómo lo está viviendo?

—Estoy tranquilo. Ocho años después puedo disfrutar de ese llamado premio de jugar en el fútbol profesional y sigo haciendo lo mismo que he hecho siempre. Me cuido, intento descansar mucho, entreno bien.

—La exigencia es mayor en Segunda y no hay recambio en su puesto...

—Obviamente los partidos son mucho más exigentes y con mucha intensidad pero, de momento, estoy muy contento con la respuesta de la rodilla. Ahí sigue y mientras no dé la lata, yo estoy contento. Todos lo estamos y esperemos que pueda seguir así hasta junio.

—¿Cómo afecta el no rivalizar con nadie por la titularidad?

—No por el hecho de que no tenga otro compañero en mi puesto y no tenga esa competencia va a ser motivo de relajación. Soy una persona muy competitiva. Creo que cada fin de semana se me ve, en los entrenamientos soy igual. Nos queda mucho camino por recorrer. Esto va a ser muy largo, va a ser muy difícil y seguramente va a haber tiempo para todos.

—¿Es este el año de Jon García?

—No lo sé. Lo he hablado con mucha gente. Con mis amigos, con la familia. Creo que, al final, a la gente que no deja de trabajar le llega el premio de alguna manera y el mío quizás ha sido esperar tanto tiempo y con 32 tener esta revancha de volver a jugar en el fútbol profesional y que encima sea con el Racing después de haber ascendido.

—¿Hacerlo con el escudo del Racing lo hace más especial?

—Creo que es algo mucho más emotivo y que en este inicio de liga tenga este rendimiento, la verdad es que estoy súper contento. Me siento parte de la ciudad y ojalá me quedé aquí mucho más.

—En el mercado invernal el Córdoba llamó a su puerta y finalmente se quedó. ¿Todo pasa por algo?

—En verano tuve también alguna llamada pero yo hablé con Carlos Mouriz. Me debo al club que apostó por mí en el 2020 cuando yo más lo necesitaba. Me dio su confianza y me sentí valorado y querido. Mi deseo era poder llegar al fútbol profesional, con el Racing obviamente.

—Objetivo cumplido, ¿y ahora qué?

—Una vez que se ha conseguido yo llevo aquí cuatro años maravillosos y he visto el crecimiento del club, de la afición y de la ciudad. Creo que hay muchísimo potencial y espero que mis ojos lo sigan viendo.

—Se ha convertido usted en uno de los estandartes del nuevo Racing para la afición...

—Cada semana me escribe mucha gente, solo puedo decirles muchas gracias. Me siento muy querido desde que llegué. El año pasado y este año, con el crecimiento de la afición es todo agradecimiento y ojalá esté aquí muchísimo tiempo.

—De usted dice Sabin que ya en Lezama tenía mucho carácter, ¿requisito indispensable para ser buen central?

—Básicamente soy así para fuera del campo. Me considero una persona con mucho carácter y mucha personalidad y, al final, Sabin me mira con buenos ojos y qué va a decir [ríe]. Nunca doy nada por perdido.

—Doble partido en casa en una semana frenética, ¿se valora el factor campo?

—Hemos tenido suerte que estos dos partidos de esta semana tan corta y tan intensa nos hayan tocado en casa. En el vestuario lo afrontamos con muchas ganas.

—¿Notan en el campo el crecimiento de la marea verde?

—Ellos son una parte importante de este éxito porque tanto en los viajes como en casa son los que nos empujan y hacen que en determinadas fases del partido hagamos un esfuerzo extra y eso es muy importante para nosotros.

—¿Cree que le beneficia el salto de categoría?

—Si vas juntando un poco las piezas ,para las cualidades que tengo, me beneficia el juego de Segunda porque los rivales te dejan jugar más y hay un poquito más de espacio. Aún así hay que rendir al máximo.

«Somos un auténtica banda de 24 tíos que somos gente normal y nos llevamos todos con todos»

JOSE PARDO

Más allá de su faceta de dique de contención en la zaga, el capo es uno de los ocurrentes de ese vestuario convertido en piña en el que se fraguó el tan ansiado ascenso del Racing.

Así el vasco es uno de los responsables de autoproclamar a los suyos como banda ya el pasado curso. Una denominación que traspasó el umbral de las duchas de A Malata para instalarse en el imaginario colectivo.

«Esto del apodo de la banda fue el año pasado porque, al final, en el vestuario siempre teníamos la gracia con Heber, que decíamos que éramos una auténtica banda, que era lo que nos iba a llevar a ascender y se cumplió», confiesa un Jon que valora que las incorporaciones se hayan acoplado tan bien en el cuartel base de la escuadra verde. «Este año seguimos siendo la misma banda porque somos prácticamente 24 tíos que somos gente normal, que nos llevamos todos con todos, nos vacilamos entre todos y ese es el secreto de que el equipo funcione como funciona», ahonda. «Si no es el mejor vestuario es uno de los mejores y es el secreto para la armonía, que es una cosa muy importante», destaca el cerrojo vasco que no se libra tampoco de las ocurrencias made in A Malata que le han valido el apelativo de ñoqui.

«Fueron los cabrones de Brais y Carlos Vicente. Eso fue una coña. Soy el pelado del Racing y es imposible no distinguirme. Una coña lleva a otra coña y les tengo que aguantar y por suerte son los dos grandísimas personas y no tengo nada malo que decirles, por ahora», zanja entre risas.