El ovetense, que acumula tres rojas directas frente los ferrolanos en siete partidos, salió abucheado de A Malata tras la expulsión de Álex López
21 oct 2024 . Actualizado a las 10:53 h.Toda historia que se precie tiene un héroe y también, cómo no, un villano. El reparto de papeles fue ágil en A Malata en el Racing Club Ferrol-Huesca. Un Buñuel caracterizado de Batman, que volvía al ruedo después de partirse hace un mes y veintiún días la cara en Riazor y que no dudaba en detener a firmar la ingente cantidad de autógrafos que le demandaba la chavalada, sería el héroe en la décima jornada en Segunda.
Afección! Alguén regresou para deixarvos unha mesaxe ??#laligahypermotion #matchday #momentosRCF #somosdeferro #aenerxíaverde #onortedonorte pic.twitter.com/R5VWiZXcNS
— Racing Club Ferrol (@racingferrolsad) October 20, 2024
Tampoco tardó mucho en adjudicarse el rol de malo malísimo el colegiado asturiano Miguel González Díaz (Oviedo, 1993), que ya había sacado nota en el casting de Butarque la pasada campaña cuando en el minuto 29 señalizaba penalti favorable al Leganés y expulsaba a David Castro por un contacto con Raba. Aquella película, como esta, se saldó en tablas y el colegiado como Walt Disney se fue quince días a la nevera.
En este nuevo episodio, una tempranera amarilla en el 14 a Correa por, desgrana González Díaz en el acta, «derribar a un rival evitando un ataque prometedor» se convertía en un pequeño aperitivo de lo que estaba por venir. Y es que el propio Correa se desesperaba poco después tras ser derribado por un contrario y ver que la vara de medir de González Díaz estaba mal calibrada.
Pero fue en el minuto 45 cuando la historia en cuestión alcanzó su punto álgido y González Díaz, que ya había recibido algún que otro silbido del respetable, dejaba al Racing con diez antes del descanso al entender, según el acta, que Alejandro López Sánchez «realiza una entrada,a un rival en la disputa del balón, haciendo uso de fuerza excesiva. Nada nuevo en un guion en el que Jauregi y Manzanara tuvieron también un breve cameo en forma de amarilla por, recoge el documento oficial, «realizar observaciones de orden técnico a una de mis decisiones».
En el lado contrario, la primera amonestación para el Huesca la vio Pulido en el 50. Fue en un lance con Dorrío en el que el respetable estalló definitivamente reclamando una expulsión que igualaría fuerzas. Entendió González Díaz que «derribar a un rival de manera temeraria en la disputa del balón» debía quedarse en amarilla.
Prólogo
Así, entre decisión y decisión, los mejores minutos de juego del Racing en lo que va de curso —con 12 remates y ocho saques de esquina como aval — quedaron empañados y el colegiado se convirtió en protagonista.
No obstante, tirando en la hemeroteca de encuentros en los que el Racing Club Ferrol y González Díaz coincidieron en los títulos de crédito, no resulta un desenlace sorprendente. Tres rojas directas — dos de ellas a David Castro— en siete partidos son cifras a tener en cuenta. Con el colegiado ovetense al frente del silbato solo logró el Racing ganarle al Sanse por la mínima en casa en un encuentro en el que solo sacó el colegiado una amarilla, que cayó del lado visitante, y en el que Joselu falló un penalti en el 25.
Porque, más allá del desempeño arbitral del asturiano o de su criterio, está claro que su presencia es sinónimo de mal fario para un Racing que en el curso del ascenso, con González Díaz presente, perdía para toda la temporada a sus dos laterales titulares. Sí, González Díaz estaba a pie de campo cuando se rompieron Ferrone y Pumar, que este domingo observaron desde la grada de Tribuna la actuación del colegiado. También estaban Héber Pena y Sabin Merino.
Nadie quería perderse una cita en la que, a golpe de jueves con la publicación de las designaciones arbitrales, venían sonando ya los tambores de la polémica. Además, para redondear el relato, en el 65 volvía a saltar al verde el mayor conocedor de la trayectoria de González Díaz.
El doblemente expulsado David Castro— su último partido en liga fue el 11 de mayo ante el Alcorcón— que blindó la zaga para volver a negar un final dramático a la historia.
Y es que hasta el entrenador tranquilo Cristóbal Parralo, que sigue fiel a su estilo de no enjuiciar a los árbitros, reconoce que esta película le suena: «Están sucediéndose episodios que no nos están siendo favorables pero prefiero ser prudente», reseñaba sobre una nueva entrega en la que González Díaz volvió a ser el villano que se cruzó en el camino del Racing justo cuando la cosa se ponía interesante y volvía a escucharse el sonido del «uiii» en A Malata.