Regístrate gratis y recibe en tu correo las principales noticias del día

El Málaga de Pellicer, sintiendo el peso de su propio milagro

Emilio Rosanes

OPA RACING

César Toimil

El conjunto malagueño ha sumado únicamente nueve puntos en las diez jornadas disputadas de la segunda vuelta

21 mar 2025 . Actualizado a las 20:33 h.

Frente a la adversidad de los resultados, quienes aún creemos en sueños imposibles nos aferramos con el alma a unas matemáticas que aún hacen posible la cifra de cincuenta y seis puntos cuando llegue el primer día de junio, ilusionándonos con la referencia de las once victorias consecutivas en competición oficial obtenidas por el Atlético de Madrid esta misma temporada y con la profunda certeza de que este trayecto se ha convertido en el mejor escenario para quienes nunca dejamos de creer, ya que hay sueños que, aunque parezcan inalcanzables, hacen que nos sintamos más vivos que nunca, transformándose en realidades cuando el corazón no se rinde y la fe empuja con más fuerza que la lógica. Y es, justo ahí, donde lo imposible comienza a rendirse.

La primera estación de este sueño imposible compartido nos lleva hasta Málaga, donde nos espera un conjunto local que puede haber comenzado a mostrar las huellas de un desgaste tanto de cuerpo como de alma. Apenas ocho semanas separaron su heroico ascenso, logrado en la prórroga de aquel último y eterno encuentro ante el Nástic, del inicio de la actual temporada aún más exigente y desafiante. En ese escaso margen de tiempo, el técnico Sergio Pellicer tuvo que recurrir a la magia para compatibilizar el merecido descanso con la preparación contrarreloj de una nueva temporada para intentar recomponer la energía de un vestuario que apenas tuvo tiempo de celebraciones. Hoy, diecinueve de aquellos guerreros siguen en pie, formando parte de una historia que nunca se detuvo, pero que empieza a sentir el peso de su propio milagro. Y es allí, en ese escenario, donde arranca un nuevo viaje para la familia verde, un viaje a contracorriente guiado por la fe de quienes no saben rendirse.

Un solo punto en las tres últimas jornadas y los datos registrados en las diez jornadas disputadas de la segunda vuelta, con una única victoria como local, tres remontadas de adversarios en encuentros que comenzaron ganando y la cifra de nueve puntos obtenidos sobre treinta posibles evidencian una dinámica muy alejada de la que ilusionó durante la primera mitad de campeonato. Pero ya nos ha demostrado a lo largo de su trayectoria Sergio Pellicer, convertido en el segundo técnico con más encuentros dirigidos de la historia del club malacitano, que su fe y su trabajo no se doblega ante las estadísticas. En su tercera etapa al frente del equipo malagueño, ha sido capaz de recomponer un complejo puzzle para devolver a la entidad del abismo en su primer intento, con el alma en cada palabra y una idea de juego valiente, alegre y profundamente conectada con su gente.

Porque eso es lo que forja la historia del conjunto malagueño: su gente. Una afición que ha batido récord de abonados esta temporada, superando etapas en la que la entidad disputaba Champions League, y que no ha dejado de crecer y acompañar a los suyos, especialmente cuando los días parecían más grises que celestes. Una afición que, hoy más que nunca, abraza con orgullo a una plantilla con alma de casa, tejida con jugadores de cantera, con jóvenes aún en edad juvenil que han sabido ganar su lugar desde el inicio de temporada. Posiblemente, sea esa raíz común, esa sangre malacitana que corre por tantas botas, la que convierte la Rosaleda en ese lugar tan especial, tan cálido, tan profundamente suyo, siempre acompañados de la invisible presencia de Don Arturo Oliver, eterno en el corazón del malaguismo.

SISTEMA DE JUEGO

1-4-4-2, con posibles variantes ante rivales más ofensivos

Sergio Pellicer, el técnico castellonense que dirige el alma de este Málaga, ha hecho del del sistema de juego 1-4-4-2 su estructura habitual, si bien, en alguno de los encuentros disputados ante rivales de la parte alta de la tabla clasificatoria, ha optado por un sistema 1-4-2-3-1, que le permite un mayor equilibrio en determinadas zonas del terreno de juego. Con alguna duda pendiente de resolver, derivada del estado físico de alguno de sus jugadores, parecen fijos en el once titular la garantía de Alfonso Herrero en portería, con Carlos Puga en el lateral derecho, Nelson Monte, Álex Pastor y Einar Galilea repartiéndose las dos plazas del centro de la defensa, con Dani Sánchez en el costado izquierdo. En la sala de máquinas, las lesiones de Ramón Enríquez y Dani Lorenzo, así como la sanción de Izan Merino , podrían abrir las puertas al regreso de Manu Molina como acompañante de Luismi Sánchez, aunque Juanpe Jiménez también puede formar parte de la ecuación. Bandas para el desequilibrio ofensivo de David Larrubia y Antoñito Cordero, disputándose Roko Baturina, Julen Lobete y Dioni Villalba las dos plazas como referencias ofensivas. Protagonismo en el transcurso de la temporada para Jokin Gabilonedo y Víctor García en laterales, Diego Murillo en el centro de la defensa, Luca Sangalli en sala de máquinas, Yanis Rahmani y Kevin Medina en bandas, Aarón Ochoa en la media punta y Carlos Ruiz Chupete en delantera.

A las bajas referidas por lesión o sanción deben ser añadidas las ausencias de Antoñito Cordero y Aarón Ochoa, convocados por las selecciones sub-19 de España e Irlanda, respectivamente, junto a Izan Merino. Un orgullo para el club y la demostración de que el talento formado en su cantera brilla bastante más allá de La Rosaleda.

ESTILO DE JUEGO

Estilo predominante combinativo, aunque más efectivos con fútbol directo

El Málaga de Pellicer ha hecho del estilo de juego combinativo su principal seña de identidad. Una de sus claves tácticas más repetidas es la de generar superioridad numérica en la fase de iniciación retrasando la posición de Manu Molina, para incrustarse entre centrales. Su ausencia en las tres últimas jornadas ha sido más que una baja: ha supuesto un vacío estructural en la organización del juego y uno de los factores decisivos en la merma de rendimiento ofrecido por los malacitanos, al carecer de relevo natural que garantice su lectura del juego ofensivo.

En reiteradas ocasiones,los malagueños se enredan en su propia propuesta, con una circulación excesiva de balón en campo propio que, ante una presión bien organizada por parte de sus adversarios, se traduce en pérdidas de posesión en zonas comprometidas que terminan por fracturar su equilibrio.

Aún así, el conjunto blanquiazul mantiene el sexto porcentaje de posesión de balón de la categoría. Pero una posesión, por momentos, carente de filo, ya que en acciones de ataque posicional, el equipo se vuelve previsible, poco vertical y penalizado en el último tercio de terreno, evidenciado por ser el cuarto conjunto de la categoría que menos disparos a puerta realiza y, por contraste, el segundo que más disparos recibe.

Desde un posicionamiento en bloque medio de presión, se muestran solidarios en coberturas y ayudas defensivas, lo que genera dificultades en los rivales para superar líneas y utilizan como canal ofensivo preferente los laterales, que se proyectan en ataque para nutrir de centros laterales al área adversaria, mientras los extremos tienden a caer a posiciones interiores donde es habitual la generación de superioridades numéricas que compensen la ausencia de un jugador diferencial en el último pase.

Controlan muy bien el juego directo, liderando la clasificación de la categoría en pases largos acertados, buscando a su jugador más adelantado para estirar el bloque y cambiar el ritmo al partido cuando éste lo requiere.

FASE OFENSIVA

Brillantez en duelos individuales a ras de césped

Una de las señas más reconocibles del Málaga es su incansable búsqueda del duelo individual a ras de césped. No sólo no rehúyen el uno contra uno, sino que lo buscan, lo provocan y lo convierten en una forma de desestabilizar a sus rivales, liderando los registros de regates satisfactorios de la categoría e incluyendo a los dos jugadores habituales de banda derecha, Carlos Puga y David Larrubia, entre los diez regateadores más eficaces del campeonato.

En aspectos individuales, destacar la excelente temporada realizada por su guardameta, Alfonso Herrero, absolutamente determinante en momentos clave y consolidándose como líder absoluto de la categoría en paradas realizadas y transmitiendo la seguridad y ese punto de heroísmo silencioso que sólo los grandes porteros son capaces de aportar.

Destacar, asimismo, la aportación de Antoñito Cordero que, pese a su juventud, juega con el descaro de quien no teme a escenario alguno. Aún en edad juvenil, sus cinco tantos conseguidos y sus cinco asistencias de gol realizadas le confirman como una de las irrupciones más prometedoras de nuestro fútbol nacional.

En fase ofensiva, el equipo se transforma en las transiciones, con la velocidad de sus jugadores de ataque como gran aliada, convirtiendo cada recuperación de balón en una amenaza latente. Además, demuestran un nivel notable en la ejecución de disparos a puerta desde el exterior del área, herramienta que manejan con inteligencia y convicción.

Mención especial merecen las acciones de estrategia. Con jugadas ensayadas con detalle, han conseguido ocho goles de esta forma en lo que va de temporada, seis de ellos nacidos en saques de esquina, generando, a través de movimientos sincronizados y arrastres bien ejecutados, la creación de espacios de juego que permitan la finalización, generalmente, con disparo a puerta desde media distancia.

FASE DEFENSIVA

Deficiencias graves en los repliegues

Como todo equipo en construcción, el Málaga también arrastra sombras que amenazan con eclipsar sus virtudes. La más visible,quizá, sea la irregularidad en el repliegue defensivo. Cuando el adversario logra superar la primera línea de presión, el equipo sufre. Los laterales, con vocación ofensiva, se ven muy a menudo fuera de sitio tras sus incorporaciones al ataque y la conexión con los centrales no siempre se recompone a tiempo, generándose unos espacios de juego en los que han encontrado oro en forma de goles sus adversarios. Sólo en las dos últimas jornadas, tres goles han llegado tras castigar sus rivales ese desequilibrio en transición.

La falta de contundencia en área propia que facilita segundas jugadas a sus adversarios, la deficiente defensa ante estrategias y centros laterales, con decisiones erróneas en el seguimiento de marcajes, y la falta de respuesta en velocidad por parte de sus centrales ante rivales que ganan sus espaldas o que les encaran mediante conducción son aspectos pendientes de mejora por parte del club malacitano.

Asimismo, dentro de su propia área cometen infracciones derivadas de cierta falta de concentración, con entradas a destiempo o lances evitables con inapropiada utilización de superficies prohibidas por las Reglas de Juego, lo que ha desembocado en la comisión de ocho penaltis sancionados en su contra a lo largo del campeonato, cifra muy elevada que supera, con creces, la media del campeonato.

En el último encuentro disputado, el Albacete supo destapar las carencias del juego de los malagueños, aprovechando en los dos goles las transiciones resultantes de un repliegue mal gestionado, la escasa verticalidad en acciones de ataque posicional pese a encontrarse en superioridad numérica durante gran parte del encuentro, la falta de respuesta en velocidad de sus centrales y las numerosas pérdidas de balón en propio terreno de juego ante presión ordenada.

En definitiva, dos escuadras que se enfrentan con el anhelo común de dejar atrás sombras recientes. Para unos, el objetivo es tomar aire y poder ir saliendo de zonas peligrosas, para otros, mantener viva la llama de un sueño que aún late, aunque parezca imposible. Once capítulos por delante, once oportunidades para seguir soñando y poder comprobar que, cuando aparece la magia del esfuerzo, todo es posible.