MAL GUSTO

La Voz

OPINIÓN

BEGOÑA R. SOTELINO A CERO GRADOS

27 oct 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

En el mundo el plagio es una costumbre tan extendida entre la población como hurgarse las narices en los semáforos. O piensas que nadie te ve, o piensas que todos lo hacen. Y con ambas teorías, formas bolitas esperando la luz verde. La originalidad se celebra con sorpresa porque cada novedad que surge resulta de un pastiche de inventos anteriores. Y a qué viene tanto escándalo con la pobre Ana Rosa Quintana, que, desde luego, no escribirá libros, pero sabemos más de su original estilo literario que del Nobel chino «de cuyo nombre no puedo acordarme» (Esta frase me suena). Hasta Valle Inclán empezó copiando libros para coger la onda y seguir a lo suyo. Puede que algún día, entre noticia rosa y noticia rosa, Ana Rosa tenga tiempo de pararse a escribir y demostrar que para hacer algo tan corriente como su libro no era necesario robar ideas de aquí y de allá. Pero la pregunta es: ¿Quién se lee las novelas de Danielle Steel? Millones de personas. Eso sí que es un escándalo. El mal gusto no es un delito, pero debería estar tipificado en el Código Penal.