SERAFÍN LORENZO ANÁLISIS
13 mar 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Es la idiosincrasia de esta tierra. El AVE debe volar sobre la sinuosa geografía del Finisterre a más de 200 kilómetros por hora, cuando la obsoleta estructura del trazado ferroviario gallego hace del tránsito por las deliciosas riberas del Sil procesión y penitencia. Mucho hay que modernizar en esta Galicia para que los sufridos usuarios disfruten del tren bala donde hasta hora sólo han podido conocer el tren de la bruja, que con marcha pedestre serpentea entre los 150 túneles numerados que separan León de A Coruña. A punto de que las autoridades coloquen la primera traviesa para la alta velocidad, parece de sentido común garantizar las prestaciones del tráfico ordinario en una comunidad que figura como apeadero en el mapa ferroviario español.