MANUEL-LUIS CASALDERREY
03 nov 2001 . Actualizado a las 06:00 h.Es posible que, al echar un vistazo al titular, les haya pasado como a quien yo me sé y hayan leído Ley de Ben Laden. No es extraño. Desde el 11 de septiembre pasado, aparece todos los días en los medios de comunicación, pero, paradójicamente, no hay forma de localizarlo. Ben mejor que Bin (Muy Interesante de este mes y diccionario de María Moliner). Ben, es la pronunciación de Ibn: hijo de... ¿quién? El caso es que nada tienen que ver. Beer y Lambert son dos. Beer es un físico alemán del siglo diecinueve y Lambert es matemático, físico, astrónomo y filósofo, también alemán, del dieciocho. La Ley de Beer Lambert se refiere a la absorción de la radiación. Su intensidad disminuye exponencialmente con la concentración de las disoluciones o con el espesor y otras características de los materiales absorbentes. Ya me gustaría que la ley de Ben Laden fuera así. Que sus odios disminuyesen exponencialmente con el tiempo, que de su inquina inicial sólo quedase un rescoldo que se apagase rápida y asintóticamente con el devenir. Lo peor de su ley es que ha obligado a aplicar la del ojo por ojo y al final todos ciegos.