Tiene su origen en la Ley de Moisés, que la estipula para los adúlteros y los blasfemos. En el Evangelio de San Juan se relata que los maestros de la Ley y los fariseos llevaron ante Cristo a una mujer adultera: Maestro, han sorprendido a esta mujer en flagrante adulterio. La Ley de Moisés ordena que mujeres como ésta deben morir apedreadas: tú ¿qué dices?, y Jesús les dijo: El que no tenga pecado, que tire la primera piedra. (8, 3-8). Por blasfemo sufrió la pena de lapidación San Esteban, el primer mártir. En los Hechos de los Apóstoles se dice que lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon hasta morir por hablar contra Moisés y contra Dios (6,11). La sharia, legislación aplicada en algunos Estados de mayoría musulmana, sigue la tradición judía y prevé la lapidación como procedimiento de ejecución consistente en enterrar al reo hasta el cuello y apedreadarlo hasta su muerte. Una lapidación puede durar entre tres y cuatro horas. La primera piedra la lanza el juez, le siguen los otros miembros del tribunal sentenciador y continúa el público asistente. Aunque medio centenar de países tienen mayoría de población musulmana, no en todos ellos se aplica la sharía. Desde hace dos años está vigente en doce de los treinta y seis estados del norte de Nigeria. También en Afganistán se castiga con la lapidación a los culpables de adulterio, tanto hombres como mujeres, si la pareja es sorprendida al menos por cuatro testigos, conforme a la jurisprudencia islámica. Las últimas condenas de lapidación se han impuesto en Sudán, Afganistán (1997), Irán (1997 y 2001), Emiratos Árabes Unidos (2000), y Nigeria (2001 y 2002). Para enviar preguntas: que.es@lavoz.es