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Estado libre asociado

OPINIÓN

30 sep 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

LA IDEA de un Estado Libre Asociado tiene plena actualidad desde 1952, cuando Puerto Rico firmó su asociación con los Estados Unidos. Aunque también puede retrotraerse hasta 1867, cuando Bismarck crea la Confederación Alemana del Norte, principio del Imperio Alemán, y asocia algunos Estados libres como Baviera y Württenberg. La clave de esta figura es la creación de una unión territorial que, en vez de estar basada en una soberanía única, como las federaciones, o en una soberanía compartida dentro de un mismo marco constitucional, como la confederación, se limita a compartir la soberanía dentro de un marco definido en el propio tratado de asociación, por lo que el Estado asociado conserva parte de su soberanía, su constitución y sus bases de representación. Los ámbitos y el alcance de la soberanía cedida pueden ser muy variables, y, mientras en Baviera y Württenberg se reducían a la política militar, en el caso de Puerto Rico alcanzan a la política exterior y de defensa, a la política económica y monetaria y a notables aspectos de la política interior. Aunque muchos autores consideran que el Estado Libre Asociado es una figura de compleja definición, creo que, al igual que la construcción de federaciones y confederaciones, tiene una perfecta lógica cuando es parte instrumental de un proceso de construcción nacional, como lo fue en Alemania, pero que difícilmente puede servir, como propuso Ibarretxe, para hacer el camino inverso, desde la unidad a la diferencia. Porque la condición de Estado Libre supone la previa asunción del derecho de autodeterminación y de un estatus formal de independencia, lo que, al menos en el caso de España, colisiona abiertamente con el Artículo 2 de la Constitución.