«HASTA UN insulto, ustedes siguen de largo, oídos sordos, excepto que los agredan físicamente. Si los agreden físicamente, entonces defiéndanse con todas las energías necesarias». ¿Habló mal Fidel Castro al emplear esos agredan y agreden en un discurso? ¿Yerra Neruda cuando escribe en Confieso que he vivido sobre el trecho «donde se agreden el océano y el lago»? Agredir ha sido tradicionalmente defectivo, uno de esos verbos que presentan un cuadro flexivo incompleto. En este caso se empleaban -o eran consideradas correctas- sólo las formas con i en la desinencia (agredió, agredía...). Sin embargo, la silenciosa presión desde periódicos y libros ha llevado a la Academia a registrar en la última edición del Diccionario que el uso ha extendido el empleo a todas las formas de la conjugación. Un caso similar al de agredir es el de transgredir (violar un precepto). Mantienen la consideración de defectivos otros verbos: abarse (quitarse del paso), abolir (derogar), acaecer (suceder), acontecer (suceder), adir (aceptar la herencia), arrecir (hacer que alguien se entumezca por el frío), atañer (afectar), aterir (pasmar de frío), balbucir (hablar con vacilación), blandir (mover un arma con movimiento trémulo), concernir (atañer, afectar), desabrir (disgustar), embaír (ofuscar, embaucar), empedernir (endurecer mucho), garantir (dar garantía), preterir (hacer caso omiso de alguien o algo), soler (tener costumbre), usucapir (adquirir una cosa por usurpación)... Del Diccionario ya han desaparecido aguerrir y despavorir , cuyo participios, aguerrido y despavorido, se conservan como adjetivos, así como emolir (ablandar), cuyo único rastro es el adjetivo emoliente (dicho de un medicamento, que ablanda) y fallir (faltar una cosa). hablar.bien@lavoz.es