La sinhueso

|FRANCISCO RÍOS|

OPINIÓN

07 oct 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

ADEMÁS de ciertas carnes y aceitunas, en español existe otra sin hueso, la sinhueso . «Catalina siempre reconoció que su marido era un diestro manipulador de la sin hueso, frase con la que [...] hacía referencia a lo que se esconde tras el eufemismo de una excelente facundia». Este texto extraído de El toque de Diana, del colombiano Humberto Moreno-Durán, ilustra el uso que se da a sinhueso cuando designa la lengua en cuanto órgano de la palabra. Con el mismo significado se emplean sinhueso y sin hueso , aunque la primera es más frecuente en textos recientes y parece forma más propia de un sustantivo. La segunda se ve más en los literarios de la segunda mitad del XIX y de todo el XX. En éstos se relaciona casi siempre con la locuacidad. Las expresiones más usuales son darle a la sinhueso, a la que recurren, por ejemplo, Max Aub, Ganivet y Unamuno, y soltar la sinhueso, que vemos en la Pardo Bazán, Clarín o Miguel Ángel Asturias. La sinhueso aparece de otras muchas formas, que emplean desde Lezama Lima a Vázquez Montalbán. Casi todos ellos la escriben en dos palabras (sin hueso). Uno de los escritores españoles que más la han usado es Pérez Galdós. «Un hortera de ultramarinos que era nuestro abastecedor y hombre muy aficionado a mover la sin hueso, me pareció más alegre que de ordinario y en extremo jovial con sus parroquianos», escribe en La Corte de Carlos IV. La nota disonante la da otro escritor famoso, Alfredo Bryce Echenique, que en Un mundo para Julius desplaza la sinhueso del aparato fonador al reproductor. hablar.bien@lavoz.es