RECIBIMOS UNA carta que, sin miedo al tópico, no tiene desperdicio, como comprobarán ustedes. Una carta que, además, nos remite a la correcta aplicación del Libro de Estilo, inequívoco a este respecto: « (...) 1.10. Palabras inadecuadas. (...) Tampoco deben emplearse palabras denigratorias para grupos étnicos, sociales o religiosos ('El sudaca le hizo una buena judiada al negrata'). Este cuidado no debe llevarse a efufemismos ridículos y a absurdos, como renunciar a la palabra 'negro' para designar a las personas de raza negra cuando el uso no es despectivo (...)». Y es precisamente dentro de este matiz donde se inscribe el correo de Germán Montoya Alonso. «'Si me llamase Montoya y viviese en Pena Moa, yo también sería delincuente'. 'El estigma de llamarse Montoya'. Titulares de La Voz en los dos últimos meses. Nos tienen contentos a los que llevamos ese apellido. Menos mal que Pepe Seoane, corresponsal en Ourense, nos ilustra y por él sabemos que ese apellido 'da fe de forma paladina (sic) de una etnia. Con esta información me sumerge en un mar de dudas», objeta, sin embargo, Germán Montoya. El Ferreiro que yo conocí en Cuba era negro. Si, aplicando la teoría Seoane, todos los Ferreiro son negros, ¿por qué no lo son mis amigos de este apellido en A Coruña? ¿Es gitano el corredor de Fórmula 1, el colombiano Montoya? ¿Es gitano de forma paladina el que fuera excelente alcalde de Vitoria-Gasteiz José Ángel Cuerda Montoya? ¿Es gitano el futbolista 'Mono' Montoya? ¿Son gitanos los miles de ciudadanos que llevan ese apellido en Navarra y Álava. de donde procede?», subraya incisivo. Luego de estas preguntas que pretenden despertar la reflexión, Germán Montoya Alonso concluye: «Por cierto, si al joven orensano le vuelve a requerir la Benemérita, un consejo de colega. Que pregunte por algún guardia veterano y le recuerde que, a mediados de los setenta, tal vez cuando él ingresó en el Cuerpo, el subdirector general de la Guardia Civil era un tal Germán Sánchez Montoya de cuya etnia no podemos asegurar nada... ¿o sí?. Aplicando su teoría, le regalo un titular histórico. Sr. Seoane: un gitano en la cúpula de la Guardia Civil. Pero eso ya sería otra historia». ¿Dónde está lo despectivo? La correspondencia nos ha parecido espléndida desde casi todos los puntos de vista, pero apreciamos algunos puntos oscuros. Para empezar ¿preferiría Montoya Alonso que el antiguo subdirector general de la Guardia Civil fuese gitano o no? Quiero entender que le encantaría, como a nosotros, ser testigos de este desideratum lorquiano. Luego no está nada claro tampoco si Germán Montoya Alonso es o no de etnia gitana, circunstancia irrelevante en líneas generales, pero no si se firma una carta de estas características. Como conocemos a Pepe Seoane, redactor de la Delegación de La Voz en Ourense, desde hace muchos años, nos consta que de ningún modo ha podido rozarlo siquiera la tentación de menospreciar a los gitanos. Tanto en su información como en los titulares citados lo que se buscaba era denunciar una flagrante e inveterada segregación, más dolorosa, si cabe, por tratarse de ciudadanos del Estado Español.