EL PRIMER Meteosat (satélite meteorológico europeo) se lanzó en 1977. Desde entonces ha sido reemplazado por otros, con instrumentos más precisos y actualizados. Los Meteosat son satélites geoestacionarios, es decir, tienen un periodo de rotación coincidente con el de la Tierra (24 horas) y están situados en el plano del ecuador, de tal manera que dirigen sus sensores siempre hacia la misma zona de la superficie terrestre, permaneciendo, para un observador terrestre, como inmóviles, en el mismo punto del firmamento, de ahí el nombre de geoestacionarios. En realidad, El Meteosat, se mueve a una velocidad superior a los 3.000 m/s y está situado a 36.000 kilómetros de altura aproximadamente, sobre el punto de corte del meridiano de Greenwich y el Ecuador (0ºN, 0ºE), abarcando hasta los 65º de latitud N, por lo que incluye España. El Meteosat toma imágenes cada media hora, procesando la energía radiante procedente de la superficie de la Tierra, que captan sus sensores. La imagen de la zona visible (la habitual en las informaciones meteorológicas) se basa en la recepción de la luz reflejada en la superficie terrestre. Cada tipo de superficie refleja de manera distinta la luz que incide sobre ella. El agua tiene un índice de reflexión bajo, envía poca luz al satélite y aparece oscura. Las nubes lo tienen elevado y aparecen blancas, tanto más cuanto mayor es su espesor. Los suelos desnudos y la arena se verán más claros que las superficies vegetales. El Meteosat puede enviar imágenes infrarrojas (térmica y de vapor de agua) con sensores que registran las distintas temperaturas.