QUEDÓ claro el día 25 en la Plaza de la Quintana: sólo el BNG tiene derecho y legitimidad y competencias y criterios políticos para decidir quién es gallego y quién no, a quién se le debe dar una medalla y a quién se le debe quitar, hacia donde van las autovías y hacia donde no deben ir. No se sabe muy bien si esto es una cosa que se le ocurrió a Beiras en solitario o al Bloque en cuanto tal. En todo caso, quedó declarado el galleguismo total. No caben más. Lo cierto es que nadie más que el Bloque va a sacar a la nación gallega de la opresión del Estado y de Europa, de Madrid y de Bruselas. Nadie más que el BNG, con Beiras a la cabeza, puede decir legítimamente que se interesa por el pueblo gallego. Nadie más que el Bloque puede establecer en Galicia un gobierno popular , tal como como afirmaba el lema coreado en la manifestación del día 25, con la paradoja que encierra esta aspiración, puesto que Galicia ya tiene desde hace años un gobierno popular. Nadie más que esta organización nacionalista puede decidir si un gobernante merece una medalla de reconocimiento o no. Sólo ellos pueden decidir si el gran esfuerzo inversor de Fomento en Galicia es bueno o rechazable, si es beneficioso o perjudicial, si debe hacerse hoy o el próximo siglo, si debemos progresar o debemos retroceder, si autopistas o corredoiras. Sólo ellos... y Patricia Vázquez, Xurxo Souto, Luis Tosar... Y es que para los defensores de la nación gallega no se trata de ver si esas grandes obras públicas, tan necesarias para Galicia, favorecen a los ciudadanos, a la economía, a los pueblos, a las aldeas, a los agricultores, a los transportistas. Eso es lo de menos, lo imporante es aceptarlas o rechazarlas según estén o no dentro de la ortodoxia nacionalista. Si sirven o no para aislarnos de España y de la Unión Europea; si sirven o no para ir a aprender gallego a Portugal. Menos mal que el pueblo gallego, en mayoría aplastante, no es nacionalista, sino que es agradecido; no es rencoroso sino reconciliador; no es destructivo sino constructivo. Sólo el nacionalismo vive permanentemente cabreado. Los gallegos saben que pudo haber fallos o ineptitud en algunos momentos iniciales de la catástrofe del Prestige, pero las soluciones son reales. Saben que es injusto acusar a Álvarez Cascos de causar el vertido de fuel, y más injusto aún es no reconocer los grandes beneficios que está recibiendo Galicia con las obras que realiza el Ministerio de Fomento. así como el constante respaldo de Loyola de Palacio desde la Unión Europea. También quedó claro el día 25 en la plaza del Obradoiro que sólo el Bloque decide lo que se hace en Nunca Máis. Beiras reconoció que los demás se han bajado del carro, sólo quedan ellos. Por eso, el día 25 había en Santiago una masa social para dos manifestaciones y un solo Bloque. Los mismos militantes que llenaron parte de la plaza de la Quinta, pasaron luego a ocupar parte de la del Obradoiro. No llenaron todo el recinto monumental, porque también se encontraban allí peregrinos, visitantes y turistas que aún no están integrados en NM. En principio, parece poco adecuado convocar una manifestación de protesta en la Plaza del Obradoiro justamente el día 25 de julio. Son muchos los turistas y peregrinos que quieren disfrutar ese día de los actos religioso y oficiales, pasear por la zona, admirar el arte y el esplendor de las fachadas. En definitiva, un ambiente poco propicio para una concentración, donde siempre se corre el riesgo de enfrentamientos o tensiones. Da la impresión de que, al ser la misma gente, lo lógico sería celebrar esta protesta lúdica en la Quintana, que es un lugar más protegido por la catedral, donde el ambiente sería más propicio, el espectáculo más adecuado, la gente más a favor, más necesitada de humor y entretenimiento. Discrepo con las opiniones del señor Álvarez Corbacho en el artículo del pasado día 15. Soy empresario desde hace 30 años, doy empleo a 27 personas y pago cada mes 15.000 euros de Seguridad Social por mis empleados. Este señor desconoce lo que es una empresa. Los salarios no tienen nada que ver con las cotizaciones a la Seguridad Social, se negocian por separado. El ejemplo que pone es una barbaridad, si se diese ese caso en el mercado laboral, el trabajador seguiría cobrando las 100 unidades y el empresario pagaría además, las 30 unidades de cotización. Jesús Ron Curiel . Ferrol. A finales del año 1952 yo tenía dieciséis años y trabajaba de botones en un banco recién instalado en la coruñesa calle Real, en donde hoy existe una cafetería. El banco había alquilado el edificio, en cuya planta baja se ubicaba anteriormente una sala de baile conocida con el nombre de La Granja. El arquitecto encargado del proyecto de la reforma del edificio fue Santiago Ramón Pedriza, y supongo que fue quien encargó a Urbano Lugrís los murales, y digo murales, porque eran cuatro, y tres de ellos desaparecieron en las diferentes obras de reforma que realizó el banco. Actualmente se malconserva uno, con una importante superficie en metros cuadrados, de la gran obra de este artista. Lo curioso del caso es que los catálogos y libros que han llegado a mi poder no hacen referencia a las citadas obras. Precisamente en estos días se expone en la sala de la Fundación Caixa Galicia obras de este artista y la cronología inserta en el catálogo no menciona los murales a los que me refiero. Urbano Lugrís comenzó los murales en el verano del 52, cobró por el encargo 50.000 pesetas, de las que el banco le hizo entrega a medida que realizaba el trabajo. La obra era importante y en el patio de operaciones tenía instalado un gran andamiaje, precisamente para terminar lo que hoy se conserva. Por un tiempo el artista desapareció y yo fui el mensajero encargado de llevarle cartas para que rematase la obra. Espero que con el contenido de esta carta los eruditos hagan referencia a estos murales, o al menos al que todavía se mal conserva con su firma anclada. F. S. S . A Coruña.