MÁS CANTADA estaba la victoria de Putin que el retroceso del Partido Comunista. Putin asciende y los comunistas bajan a la insignificancia. Se podrán votar cambios constitucionales sobre la duración del mandato presidencial, ampliándolo de cuatro a siete años, y pasándolos de dos a tres. Estos resultados, afectados por la opacidad y el mangoneo, pueden abrir una deriva autoritaria de base constitucional. Los tiempos del hambre prestigiaron en las urnas al PC, heredero de la URSS: distribuidor de la mediocridad colectiva y la penuria económica. Contra ese recuerdo y contra los oligarcas , ha maniobrado Putin con desventajas electorales y el procesamiento de Mijail Jodorkovski: el más poderoso oligarca, paradigma de la nueva clase. Esta acción de Putin -un punto antisemita-, sumada al crecimiento económico, ha barrido a los liberales. La duda es la de si el ascenso de Putin no supondrá menguas de la libertad. Es un síndrome que oscurece el futuro político ruso.