La Orden del Imperio Británico Curtis, sin ningún añadido

| CARLOS FERNÁNDEZ |

OPINIÓN

17 dic 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

Para enviar preguntas: LA CONCESIÓN a Mick Jagger, cantante de los Rolling Stones, de miembro de la Orden del Imperio Británico ha puesto otra vez de actualidad esta distinción, sobre la que existen diversos equívocos. Según puede leerse en la página 408 del tomo 13 de la Gran Enciclopedia Británica (edición 1970), la orden, conocida también por sus siglas OBE, fue instituida en 1917 para premiar aquellos actos de guerra que así lo merecieran. Un año después, la distinción se dividió en dos: la de cáracter militar y la civil. Dentro de la de carácter civil se crearon cinco categorías: gran cruz, comandante (commander) de primera categoría, comandante, oficial y miembro. Las dos primeras consisten en una estrella de ocho puntas plateada, con un medallón de oro, en el centro del cual están las efigies del rey Jorge V y la reina María, circundadas por la leyenda « For God and the Empire» (Por Dios y el Imperio). Entre los españoles que la tienen en grado de oficial pueden citarse al alcalde coruñés Francisco Vázquez; al espía Juan Pujol Garbo (casado con una joven de Lugo), que despistó a los nazis cuando el desembarco de Normandía; al periodista Augusto Assía, y al profesor y filántropo Antonio Pastor de la Medén. Otra cosa distinta es el nombramiento de Sir , que generalmente se concede a personalidades que destacan en el mundo de la milicia, la política, la economía, las artes o el deporte. Por ejemplo, Sir Winston Churchill, Sir Lawrence Olivier, Sir Alec Guiness, Sir Stanley Mathews (el futbolista internacional que jugó hasta los 50 años). Los miembros de la Orden del Imperio Británico no tiene por el hecho de serlo el título o distinción de Sir . Serán sir con minúscula, como otras muchas personas a las que cortésmente así se cita, pero no el Sir que concede la Reina a personalidades como las referidas. Sin embargo, en un curioso equívoco, se están uniendo ambas distinciones. No pasa un día en que no tengamos noticias de conflictos en diversas partes del mundo. Estos conflictos, guerras e invasiones tienen u obedecen a causas que en muchos casos los medios no pueden o quieren analizar de forma neutral. En la actualidad no es ningún tópico hablar de imperialismo USA cuando acaba de vetar a varios países en el reparto del botín (léase reconstrucción de Irak), y que tal reconstrucción, los costes deben afrontarlos EE. UU. y sus aliados. Dentro de los diversos conflictos asistimos con dolor a ver personas que indiferentemente de su creencia e ideología llegan a inmolarse ante lo que consideran injusticias y abusos contra de sus pueblos. ¿Por qué permitir tanto sufrimiento a pueblos que lo único que desean es vivir con sus costumbres, tradiciones y culturas de hace muchos años? En aras de una democracia y libertad que no tiene en sus pueblos, el imperialismo USA impone su ley, la ley del más fuerte y hoy no se recuerda en la historia de los EE.UU., un presidente tan belicoso, tan pendenciero y matón, como el actual. ¿Cómo se permite a este señor cometer tantas y arbitrarias brutalidades haciendo caso omiso a su Congreso y Senado y pasando por encima de la ONU? Ángel P. Ares. Ferrol. Nun artigo recente, o señor Alfonso de la Vega afirmaba que son os nacionalistas periféricos os únicos que parecen ter bula para erixirlles monumentos a racistas e intolerantes como Arana ou Risco. Non serei eu, desde logo, quen defenda a ningún deles, mais a opinión do señor De la Vega suxíreme certas preguntas. ¿Protestaría cando non hai moito se falou da posibilidade de beatificar a Isabel a Católica, que expulsou os xudeus por puro fanatismo relixioso? ¿Verá con malos ollos as homenaxes a Lope de Vega ou Góngora, que insultaron aos galegos e a Galicia ata o límite do racismo, ou aos conquistadores que exterminaron indíxenas co pretexto de difundir a fe? ¿Levantaría a voz cando Camilo José Cela insultaba aos homosexuais nun alarde de intolerancia? ¿Irá por España adiante propondo derrubar todas as estatuas, bustos, rúas e similares que honran a todas estas personaxes? Tendo en conta o rol que desempeñan cando menos moitos deles na simboloxía «nacional» e «patriótica», coido saber de antemán a resposta a todas estas preguntas. Carballo.