30 ene 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

CUENTA Bryce Echenique, en Un mar de literatura, que José María Arguedas se suicidó en su cátedra, se pegó un tiro, fatigado de ser peruano. Algunos de ustedes quizá se sientan tan fatigados como quien esto escribe ante el desarrollo de la vida democrática en este nuestro país. Fatigados de gallegos, de españoles. Quienes, como yo, vieron necesario un cambio de gobierno en las postrimerías del mandato de los gobiernos socialistas, consideraron que, ante los errores y tropelías en la gestión -sucedidos, exacerbados-, era necesario un cambio de mayoría gobernante. El Partido Popular, y su candidato Aznar hicieron gala en toda aquella prolongada crisis de una firme vocación hacia el regeneracionismo democrático: Respeto al contrario, respeto a las minorías, diálogo, no corrupción, no utilización de los aparatos del Estado, potenciación de los servicios públicos, potenciación del estado de las autonomías, adecuada gestión económica¿. Pero las cosas han discurrido por derroteros bien distintos: Ocho años después de iniciado el ciclo de gobierno del Partido Popular uno percibe su ejercicio del poder como una desmesura donde constitución, amor a España, ejercicio de las libertades, son apenas utilizados como elementos de descalificación del adversario e, incluso, de aquel apenas desafecto. Apenas ocho años: De interesados europeístas pretenden convertirnos en europeos euroescépticos, de ciudadanos de una España plural en españoles todos. De un estado neutral que asume los compromisos de las organizaciones internacionales, en un estado intervencionista bajo etiqueta de humanitario primero, y en la última pirueta, la misión naval a Guinea que La Voz de Galicia adelantaba el pasado jueves, con la etiqueta de un estado cortés. Apenas ocho años, contra toda promesa y todo pronóstico, los servicios de inteligencia con presencia de nuevo en la política del país, en nuestra política. Veinticinco años de Constitución, de vida democrática, y pretenden abocarnos a la uniformidad, a las unanimidades que adornaban al pueblo español según se veía y oía en aquel NODO. Fatigados de gallegos, fatigados de españoles. Ante unas elecciones, ante una oportunidad para equilibrar los poderes excesivos, intransigentes. Lo civil es seguir.