El cero absoluto

| MANUEL-LUIS CASALDERREY |

OPINIÓN

07 feb 2004 . Actualizado a las 06:00 h.

EL CERO absoluto o cero kelvin (0 K) es un cero que no lo es. Pues sí que empezamos bien. En principio, el cero absoluto es la temperatura más baja que se puede alcanzar (aproximadamente -273° C) y a ello debe su nombre. La escala de temperaturas que toma como punto cero ese valor, se llama escala absoluta o kelvin (K, no lleva el ° que acompaña a otras escalas) y en ella no existen temperaturas negativas. El valor del grado celsius (°C) es igual al del kelvin (K), de tal manera que 0° C (temperatura de fusión del hielo) equivalen a 273 K y 100° C (temperatura de ebullición del agua) equivalen a 373 K. Es decir, las temperaturas kelvin (o absolutas) se obtienen sumando 273 a las celsius o centígradas. En el mundo anglosajón todavía se usa la escala Farenheit (°F), cuyos grados son distintos de los celsius. El cero absoluto corresponde a unos -460° F. La temperatura es una magnitud física que se percibe, intuitivamente, a través de la sensación de caliente o frío y se mide por medio de termómetros. La energía de agitación de las partículas constituyentes de la materia, depende de la temperatura. A medida que aumenta, se mueven más y cuando se disminuye la temperatura, las partículas se mueven menos. En el cero absoluto, la energía del movimiento molecular sería nula. Experimentalmente, se ha llegado a temperaturas que están muy próximas al cero absoluto (a una milmillonésima del cero kelvin). En cualquier otra experiencia, el resultado sería válido. En este caso, no. Como decíamos al principio, el cero absoluto es un cero que no existe, al cual podemos aproximarnos tanto como queramos y los resultados experimentales permitan, pero sin alcanzarlo jamás. El cero absoluto es, por convenio, un número finito, pero conceptualmente es un infinito y por eso no se puede alcanzar nunca.